La empresa Informática El Corte Inglés entregó ayer en sus instalaciones de Blimea los Premios TIC Skills, que reconocen a los proyectos con ideas más innovadoras destinados a incentivar nuevos desarrollos tecnológicos en el ámbito de la Formación Profesional (FP). Los galardonados este año fueron Pablo Expósito Aramendía, que desarrolló un proyecto sobre el uso de los «tablet» en el ámbito laboral y Luis Alberto Rodríguez, con una iniciativa dedicada a mejorar los sistemas de videovigilancia.

En la entrega de los premios estuvieron el Viceconsejero de Educación del Principado, Argimiro Rodríguez; la directora general de Formación Profesional, María Ángeles Fernández; el director de Informática El Corte Inglés en Asturias, Juan Carlos Fernández; y la directora del centro tecnológico Espacioblimea, Berta Bernardo. Juan Carlos Fernández, encargado de abrir el acto, subrayó la importancia de impulsar la Formación Profesional, incentivando a los alumnos a desarrollar sus propios proyectos, algo que puede dar «frutos interesantes», como las iniciativas premiadas ayer. Fernández subrayó que de las 250 personas que trabajan en Informática El Corte Inglés en toda Asturias, alrededor del 40% son jóvenes que «estuvieron en nuestra empresa de prácticas», merced a los convenios que la firma tiene con buena parte de los centros de FP de la región.

El Ayuntamiento de Teruel intentó el pasado año instalar una cámara de vigilancia para controlar la ladera y la explanada de la estación de autobuses y el ascensor de San Julián, entonces aún en construcción, pero la Comisión de Garantías de la Videovigilancia en Aragón denegó la autorización por considerar que podía suponer una invasión de la intimidad por la proximidad de viviendas.

El consistorio reiterará ahora la solicitud, tras los daños causados por actos vandálicos en el ascensor en la madrugada del pasado miércoles. Además, el alcalde de Teruel, Manuel Blasco (PP), ha dado orden a la Policía Local para que intensifique la vigilancia en las laderas bajo la estación de autobuses y en otras zonas donde es habitual la práctica del botellón, al igual que ya se ha hecho con otras conductas penalizadas en la Ordenanza de Convivencia Ciudadana que ya han generado la apertura de 14 expedientes sancionadores en los seis primeros meses de aplicación de la norma.

Estas medidas fueron anunciadas ayer por Blasco y por el concejal de Seguridad Ciudadana, José Miguel Hernando (PP), que se desplazaron al ascensor para comprobar los desperfectos causados por los gamberros, que rompieron sendos cristales de la barandilla de la rampa de acceso al ascensor desde la ronda Ambeles y de la caja que alberga los elevadores en el nivel de la calle Rosario.

El concejal de Seguridade de Carballo, Xosé Regueira, anunció ayer por la mañana en la tertulia de Radio Voz Bergantiños que estaba valorando la posibilidad de instalar cámaras de videovigilancia en la zona de la movida nocturna, para suplir las carencias de personal del cuerpo de policía y minimizar los incidentes en la medida de lo posible.

Nada más decirlo, otros representantes políticos, como el portavoz de TeGa, Manuel Andrade, secundaron la medida y le mostraron su apoyo.

Por la tarde, en la calle de la Estrella, centro neurálgico del ocio nocturno carballés, la opinión de hosteleros, vecinos y comerciantes no podía ser más favorable.

Beatriz Iglesias, que regenta una agencia de viajes en la zona, está harta de limpiar vómitos en las escaleras todos los sábados por la mañana. «Aquí rompieron un cristal y tuve que cambiar el pasamanos. El problema de la Estrella es histórico en Carballo y a mi me parece bien que las pongan para controlar un poco», asegura.

Cinco horas en las que pudo pasar cualquier cosa. La misteriosa desaparición en Córdoba de los hermanos Ruth y José, de 6 y 2 años, sigue sin resolverse, cuando se cumplen cinco días desde que el padre de los pequeños, José Bretón, alertara a la Policía de su desaparición. Según su versión, los perdió «de vista» en un parque, el Cruz Conde, al que él  los había llevado. Eran las 18:40 horas  del pasado sábado. Alrededor del mediodía de esa misma jornada, una vecina de los abuelos paternos, Aurora –regente de la cuchillería que linda con su domicilio–,  afirmó haber visto a los menores en el barrio de los Bretón, concretamente en la calle Carlos Romero. Lo que ocurrió entre las 12:30 y las 17:00, hora en la que el progenitor fue visto –solo– en el parque, son cruciales para la investigación. ¿Qué ocurrió en ese intervalo? Los responsables del caso se negaron a facilitar datos de peso. La opacidad se mantiene desde el primer minuto. Insistieron en que cualquier filtración entorpecería la investigación de forma irremediable. «Puede pasar cualquier cosa. No se descarta nada», repitieron. Se barajaban, según los portavoces, todas las posibilidades: accidente, homicidio, secuestro, un «susto» para vengarse de la madre por haberse querido separar... Fuera lo que fuera, José Bretón, de 40 años, no estaba ayer ni imputado ni detenido. Más bien, parecía ir perdiendo la mácula de la sospecha asesina al entrar y salir del domicilio de los abuelos sin problema aparente –salvo el de esquivar a las decenas de periodistas–.
Le acompañaba su hermano. Y, de cerca, eso sí, la Policía. La investigación va cerrando círculos con el paso del tiempo y la aparición de pruebas.

Un informe realizado por el departamento de Interior del Gobierno vasco revela que desde el pasado año, coincidiendo con la instalación de cámaras de videovigilancia en el embarcadero de Portuondo, en Sukarrieta, se ha reducido el número de delitos. La estadística recopilada por la Ertzaintza, a petición del alcalde de Sukarrieta, constata que frente a los ocho registrados en 2007, seis en 2008, siete en 2009, el año pasado se redujeron a uno solo y ninguno en lo que llevamos de año. «Teniendo en cuenta que las cámaras estaban operativas desde comienzos del pasado ejercicio es evidente la eficacia y necesidad del sistema instalado», aseguraron desde el colectivo de embarcaciones de recreo de Portuondo.

El balance de datos añade, además, que con respecto a otros fondeaderos de la Ría de Urdaibai como son el de Murueta y Arketas en Ibarrangelu, entre los años 2007 y 2009 se produjeron en Portuondo la mitad de los delitos, disminuyendo al 11% en 2010 y al 0% en 2011. «A la vista de este resumen se puede observar que los hurtos se han desplazado a otros fondeaderos como el de Murueta, donde se han tramitado cuatro denuncias en lo que llevamos de año», indicaron.

Apoyo contra la sanción

Según los datos aportados por la Ertzaintza, el fondeadero de Arketas también ha sufrido robos anteriormente con un total de 8 en 2007, 4 en 2008, 6 en 2009, 5 en 2010 y ninguno este año. En los tres embarcaderos se han registrado un total de 53 delitos desde 2007.