Isaac C. P., un delincuente de 31 años con un largo historial, primero dudó. Observó todo lo que había alrededor y luego decidió colarse en la garita de los empleados, en la estación de O'Donnell. Allí, tras dar un par de vueltas, se apropió, supuestamente, de un rollo con 405 abonos transporte anuales por valor de unos 243.000 euros. Un trabajador de la compañía llegó al lugar, pero no advirtió su presencia. A los pocos instantes, el presunto ladrón se marchó, sin levantar sospechas.

De lo que no se había percatado el ahora detenido es de que las cámaras de videovigilancia del metro habían grabado toda la escena. Fue a partir de estas imágenes que los agentes de la Brigada Móvil empezaron las investigaciones para esclarecer el mayor hurto de la historia del suburbano. El robo se produjo el pasado 21 de enero, pero el culpable no fue detenido hasta la semana pasada.

La investigación parece sacada de una película de espías. Los 405 abonos estaban numerados. Esta información se pasó a los revisores de la red para que estuvieran alerta. Además, se apostaron policías de paisano en las taquillas de acceso de la zona de Puente de Vallecas. Los agentes se dedicaban a ver los abonos anuales. Se diferencian de los mensuales en que aquellos son azules, lo que les hace fácilmente identificables de un vistazo rápido. Cuando los funcionarios apreciaban alguno, pedían a su dueño que se lo enseñase, según explicó ayer el agente encargado de la investigación, Rubén Martínez.

Poco a poco fueron deteniendo a los compradores de los abonos. Su precio oficial oscila entre los 600 y los 700 euros, pero las personas que los habían adquirido al supuesto ladrón le habían pagado cantidades que oscilan entre los 50 y los 80 euros. "Algunos los compraban para utilizarlos ellos directamente, mientras que otros los adquirían para a su vez revenderlos", añadió Martínez.

Los interrogatorios a estos compradores permitió identificar al supuesto autor del hurto. Vendía los cupones en la calle o en algunos garitos de la zona de Puente de Vallecas. Estos detalles y la vigilancia en la zona permitieron la detención de Isaac C. P. la semana pasada, acusado de un delito de hurto. "El detenido reconoce la sustracción, pero no cuenta dónde está el resto de los abonos. Esperamos recuperarlos en breve", añadió el agente. Ya fue puesto a disposición judicial. En su haber tiene detenciones por robos y trapicheos, según fuentes del caso.

Los policías del Grupo Operativo del metro de Sol también investigaron si el trabajador que entró en la garita cuando Isaac C. P. estaba dentro del habitáculo consumando el robo, era cómplice del detenido. "Al final lo descartamos porque no hay nada que los vincule", destacó el agente de la Brigada Móvil.

Los compradores no se van a librar de comparecer ante un juez. Se enfrentan a un delito de receptación por comprar material robado a sabiendas. De hecho, las penas que recoge el Código Penal son mayores en algunos casos a las del propio hurto.

FUENTE: www.elpais.com