Pocos colectivos profesionales están libres de toparse con un desaprensivo. Y si está en contacto directo con el público, mucho más. Camareros, empleados de banca, médicos, enfermeros... todos los gremios 'saltan' a las primeras páginas por robos, atracos y altercados que no pocas veces acaban de la peor de las maneras. A pesar de que en Jaén las tasas de delincuencia siguen estando entre las más bajas de España, hay quien tiene muy claro que, ante la expectativa de que pueda suceder algo no deseable, lo importante es prevenir. Así lo han entendido los taxistas que, al igual que ya sucede en otras ciudades como Granada, han tomado la decisión de instalar videovigilancia.

De hecho, llevan varios meses a la espera de que técnicos de una empresa especializada en este sector vengan a la capital y coloquen cámaras en dos vehículos. Se trata de una ensayo, de un experimento, recalca el presidente de la Asociación Gremial del Taxi, Manuel Rueda, quien aclara que antes de cerrar cualquier acuerdo en firme hay que hacer un periodo de prueba, analizar sosegadamente los pros y contras y tomar una decisión.

«Hay que valorar muchas cosas ya que la Ley de Protección de Datos, por ejemplo, obliga a que el usuario esté al tanto en todo momento de que está siendo grabado, algo que se puede solucionar fácilmente con unos carteles, pero también hay que indicarle si quiere que se destruyan las imágenes, lo que requiere de un papeleo y un proceso de borrado que condiciona el trabajo», comenta Manuel Rueda, quien agrega que precisamente se está negociando con la administración un procedimiento abreviado que agilice estos trámites. «No tenemos una necesidad apremiante en subirnos o bajarnos del carro, pero somos conscientes de que esta tecnología se está imponiendo en otros puntos de Andalucía y queremos saber qué resultados da».

Existen fundamentalmente dos tipos de sistemas. Uno, el que más demanda tiene ahora mismo en el mercado, lleva unidades de almacenamiento de archivos en el interior del automóvil. Una ventaja y un inconveniente. La ventaja es que la eliminación de los ficheros es más rápida. Y el inconveniente, que el material también puede ser destruido con mayor facilidad por el viajero o por terceras personas y no dejar rastro de las fechorías. Y el segundo, que envía la información a una base externa, donde se guardan todo. El chófer se preocupa menos de la técnica -todo es automático- pero es más difícil la comprobación efectiva de que los datos han desaparecido -si el cliente así lo desea-. El desembolso en ambos casos es de unos 300 euros. Manuel Rueda señala que el sistema de control de la flota implantando en Jaén «está funcionando bien».

«Por ahora -agrega- las situaciones de emergencia se están saldando de forma exitosa». El conductor activa el protocolo mediante un botón que alerta a la central. Se tiene constancia en tiempo real de trayectoria e itinerarios mediante un GPS. También se pone en aviso a la Guardia Civil, Policía Nacional o Policía Local en función de qué municipio se trate. En Linares hubo una alarma hace poco. «El compañero advirtió de la incidencia, se llamó al 061, los agentes realizaron un seguimiento en un coche camuflado, confirmaron la matrícula y el modelo y lo interceptaron cerca de Andújar», narra Rueda.

 

FUENTE: www.ideal.es