La ambición de poner fin a los desvalijamientos en las iglesias de Melide, Santiso y Arzúa llevaron a su párroco, Rodrigo Rúa, a cortar por lo sano: videovigilancia. La idea es evitar tropezar dos veces en la misma piedra y proteger un patrimonio valioso, cuya imaginería gótica durante la década de los 70 se convirtió en objeto de expolio.

La iniciativa se puso en marcha hace unos meses, cuando se tomó en consideración la cuantía, no tanto del material robado, sino de los daños en el patrimonio a consecuencia de los destrozos. Con todo, el hurto de piezas patrimoniales no es habitual en las pequeñas iglesias de las parroquias, puesto que están debidamente catalogadas y su localización es cada vez más frecuente por parte de las fuerzas de seguridad, y en la actualidad, el robo de tallas no resulta un problema.

La videovigilancia se inició, de manera experimental, en el templo de Santa María de Rendal, en Arzúa. Sin embargo, el programa bautizado como Igrexa 2.0, afecta también a la iglesia de Rendal -en Arzúa-, de Baltar y Grobas, Golán, Orois, O Leboreiro, O Meire, y Furelos -en Melide- y de Vimianzo -en Santiso-. El sistema funciona a través de una conexión a Internet y Rendal es la única que se beneficiará del proyecto que dispone de la cobertura necesaria, tras la iniciativa del Concello arzuano de dotar sus locales sociales de acceso a la Red.

FUENTE: www.lavozdegalicia.es