Las fiestas son sinónimo de aglomeración. Y la aglomeración es el hábitat ideal para los amigos de la ajeno y también para los incívicos. Eso es lo que se quiere evitar. La Feria del Folclore y la Gastronomía, conocida popularmente como las Casetas Regionales, reforzará en su vigésimo novena edición la seguridad del recinto situado junto al estadio José Zorrilla. Doce cámaras de videovigilancia controlarán este año los 8.000 metros cuadrados de superficie de este espacio destinado a disfrutar las viandas y las tradiciones de todos los rincones de España. No es ni mucho menos un lugar conflictivo, pero la prevención siempre es buena. Desde ayer la empresa especializada Prevent instala estos objetivos en lugares estratégicos del enclave. A ocho metros de altura, estos ojos grabarán las 24 horas del día. Ningún espacio quedará fuera de su visión.

El objetivo de esta iniciativa, inédita en las fiestas de Valladolid, es doble. Por un lado, servir como elemento disuasorio para quienes pretendan aprovecharse del jaleo y apropiarse de lo que no es suyo o cometer alguna trastada. Por otro, grabar cualquier tipo de incidente que se pueda producir en esta explanada, que recibirá la visita de miles de personas a partir de mañana.

No tema. Los objetivos no persiguen a quienes se tomen un vino de más y cojan el puntillo. Tampoco a los que al calor del ambiente de jolgorio se pongan cariñosos con su pareja. Aquí de lo que se trata es de evitar hurtos en las instalaciones de las veinte casas regionales que participan, ahuyentar a carteristas o 'montabroncas' y registrar cualquier suceso que pueda alterar la buena marcha de la fiesta. Ojo, eso sí, a los que hagan sus necesidades en las traseras de las casetas en vez de hacer uso de los urinarios públicos. A ellos también apuntarán estas videocámaras. El Ayuntamiento ya ha advertido que una 'meadita' en sitio inadecuado cuesta 60 euros. Al loro pues.

José Luis Bellido, presidente de la Federación de Casas Regionales, quita hierro al estreno de este sistema y lo califica como una mejora más de la feria. «Se trata de salvaguardar lo público y lo privado. Los altercados aquí son nulos por no decir cero, pero no está de más ofrecer más seguridad a los que participan en la feria y a los que nos visitan», explica. La idea surgió en el seno de la federación después de que algún año se hayan producido robos en las casetas tras rasgar las lonas de cerramiento de las mismas. Ahora, en tiempos de crisis, cualquier montaje en la calle es un atractivo para los ladrones que, bien en dinero bien en especie (que de eso habrá de sobra), pueden fijarse en este espacio para llevar a cabo alguna fechoría. Es a ellos a los que se quiere poner coto electrónico.

Un complemento

La vigilancia por videocámaras, que se controlarán desde una sala de monitores situada junto al escenario principal de la feria, se suma al que realizarán los vigilantes de seguridad de la empresa Vinsa, del Grupo Alentis. Dos efectivos de mañana, dos de tarde y cuatro en el turno de la cena recorrerán el recinto ferial para que la fiesta se desarrolle sin incidentes.

Las empresas de seguridad cuentan ya con todos los permisos legales para la instalación de estos dispositivos. En caso de que el sistema grabe alguna vulneración de la ley, actuarán los efectivos del recinto, avisarán a la policía y trasladarán las grabaciones a las fuerzas de seguridad para que actúen en consecuencia. En la entrada, un cartel ya advierte al visitante de la presencia de los aparatos, tal y como obliga la normativa.

A estas cámaras generales se sumarán las que algunas casas regionales, como la de Andalucía, han colocado en sus carpas de manera privada. Fuentes consultadas aseguran que no será la única entidad participante que optará por este sistema de control.

Además de este nuevo dispositivo de vigilancia, la Feria de Folclore y la Gastronomía sigue mejorando sus instalaciones. Si el pasado año estrenó 1.800 metros cuadrados de carpa en su parte central para proteger a los clientes de los rigores del sol o de la lluvia, en esta edición amplía estos toldos en otros 200 metros cuadrados más hacia el escenario central, de manera que casi todo el recinto queda cubierto.

Menos gasto

José Luis Bellido confía en que los vallisoletanos y visitantes vuelvan a demostrar su fidelidad a este evento, que permite degustar prácticamente toda España en una sola visita. El veterano presidente de la Federación reconoce que en 2010 se notó una caída en las cajas, pero no en el numero de visitantes. Y es que la crisis hace mella. «Si hace unos años venían cuatro matrimonios y pedían cuatro raciones para picar, el año pasado ya notamos que en vez de cuatro se pedían dos», asegura Bellido, quien recuerda que la feria ha respetado el bolsillo de los vallisoletanos, ya que por tercer año consecutivo mantendrá congelados los precios.

FUENTE: www.elnortedecastilla.es