El ayuntamiento instalará cámaras de videovigilancia en Azca


Montera, plaza Mayor, Lavapiés... Y, ahora, Azca. Esta zona se unirá en breve a la lista de barrios de Madrid vigilados con cámaras de vídeo. Los vecinos, hartos de denunciar la inseguridad de la zona, acogen esta iniciativa con satisfacción, mientras que los hosteleros se muestran más escépticos sobre su utilidad e instan a combatir los problemas de ruido e inseguridad luchando contra el botellón y la venta ilegal de bebidas.
El proyecto, que ya figuraba en el programa electoral del PP para las elecciones municipales del pasado mes de mayo, acaba de ser incluido en el presupuesto del Ayuntamiento para el próximo año. En concreto, el Consistorio ha consignado una partida de 376.000 euros para 'blindar' con cámaras de videovigilancia esta conflictiva zona en la que en los últimos años se han producido varios crímenes

La medida, que está en su fase embrionaria, ya cuenta con el apoyo de los vecinos de la zona. "Hay zonas del barrio por las que la gente no pasa o pasa corriendo, así que merece la pena renunciar a cierto grado de intimidad", ha explicado la gestora de la Asociación de Presidentes de Comunidades de las calles Orense-Azca (Comunazca), Laura Morilla. "En este caso, la protección está por encima de la intimidad.

Y eso que, según reconoce la propia Morillas, la situación ha mejorado de forma ostensible en los dos últimos años "gracias a la intervención y la implicación de la concejala de Medio Ambiente, Ana Botella". "Hay más presencia de la policía local y también se ha reducido el número de locales", explica. "Eso ha hecho que en los dos o tres últimos años hayamos pasado de tener cerca de 30.000 personas cada fin de semana a tener casi la mitad".


Los hosteleros, sin embargo, se muestran más escépticos. Desde la asociación de empresarios de hostelería La Viña han preferido no entrar a valorar la medida, aunque han dudado de su utilidad a la hora de prevenir posibles problemas de vandalismo, robos o reyertas. "Puede resultar útil para perseguir delitos a posteriori", han señalado desde La Viña, "pero no creo que alguien que está bebido y que sale a montar follón esté pensando en si le vigilan las cámaras

Eso sí, los responsables de los locales de la zona insisten en que ellos están tan interesados como los vecinos en que desaparezcan los problemas de ruidos, suciedad e inseguridad. Pero difieren en las soluciones. Para ellos, el principal frente de batalla debe ser el combate contra el botellón y la venta ilegal de bebidas. "Los principales problemas de ruidos en Madrid vienen del tráfico, y después, en las zonas de ocio, están los problemas del botellón", explican desde la asociación. "Los locales cumplen con todas las normativas sobre ruidos y sobre seguridad, así que los problemas están fuera y son responsabilidad del ayuntamiento



"Las cámaras generan un debate social sobre la intromisión en el derecho a la intimidad, pero es el ayuntamiento quien tiene que valorar los efectos", recuerdan. E insisten en que los dueños de los locales no deben ser catalogados como 'el enemigo'. "Cualquier medida que vaya contra los hosteleros es un error", señalan. "No hay que olvidar que el ocio es uno de los mayores atractivos turísticos de Madrid".


Accesos controlados
Pero la instalación de videocámaras —que tendrá que ser aprobada por una comisión de Videovigilancia de la que forman parte el ayuntamiento, la Federación de Municipios, la Delegación de Gobierno y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid— no es la única medida proyectada por el área de Medio Ambiente del consistorio madrileño para devolver la tranquilidad a los vecinos de Azca. Además, según han confirmado desde la asociación Comunazca, el ayuntamiento ha pedido a los vecinos de la calle de Orense que vallen sus edificios para que la gente no pueda entrar en las callejuelas, callejones y túneles que componen el laberinto de Azca
El proyecto, que ya está presentado ante el consistorio, prevé mantener todas las puertas abiertas durante el día y cerrarlas por la noche, dejando sólo un par de accesos para que la gente no pueda entrar en lo que los vecinos llaman 'vomiteros' (calles que amanecen llenas de vómitos, orines, suciedad...). "Es una cuestión de urbanismo y de seguridad", han señalado desde la asociación La Viña, "pero suponemos que habrán valorado si las salidas son suficientes para desalojar a la cantidad de gente que se junta allí un fin de semana en caso de que haya algún problema