La policía revisa grabaciones de cámaras en busca de Ruth y José.
Las pesquisas están en punto muerto al cumplirse un mes de la desaparición.
La policía no tiene ninguna pista sobre el paradero de los niños Ruth y José, desaparecidos el pasado 8 de octubre. Tras haber rastreado en varias ocasiones la finca familiar de Las Quemadas, en Córdoba, los investigadores están ahora volcados en el análisis de las grabaciones de las cámaras de videovigilancia con que cuentan numerosas empresas radicadas en las inmediaciones de esa finca, así como en las cámaras que regulan el tráfico en la ciudad y sus alrededores. Al cumplirse un mes de esta extraña desaparición, las pesquisas siguen sin dar frutos.
Una de estas cámaras captó el 8 de octubre a un hombre bajando de un coche a las puertas de la finca familiar. Pero las imágenes no son lo suficientemente nítidas como para asegurar que se trata de José Bretón, el padre de los dos menores, que está en prisión preventiva, acusado de detención ilegal (secuestro) y simulación de delito.
La policía cuenta con esta grabación en la que se aprecia la llegada a la finca de "un coche de las mismas características" del vehículo de José Bretón (un Opel Zafira) sobre las dos de la tarde. Sobre las cinco y media, es decir, algo más de tres horas después, ese mismo automóvil es captado en el momento en que abandona la parcela. Sin embargo, fuentes policiales han asegurado que las imágenes son de tan mala calidad que no se aprecia la matrícula del turismo ni el número de ocupantes.
Lo que aparentemente está claro es que Bretón estuvo en la finca de Las Quemadas en torno a las dos de la tarde del día de autos. Y que poco después de las seis de la tarde acudió a pedir ayuda a un complejo de juegos infantiles del Parque Cruz Conde, diciendo que había perdido a sus hijos en un descuido.
¿Qué hizo durante esas cuatro horas? En algún momento hizo una hoguera para quemar ropas y otros objetos de los que deseaba deshacerse tras romper con su esposa, Ruth. La policía no sabe qué ocurrió en ese tiempo, pero está convencida de que no pudo alejarse mucho de la capital cordobesa. Por eso, todos los rastreos se han centrado en la parcela familiar, en una gravera próxima y en el río Guadalquivir que discurre no lejos de allí.
Los encargados del caso están buscando grabaciones de cámaras de seguridad que accidentalmente pudieran haber captado a Bretón con sus hijos o sin ellos. En el polígono de Las Quemadas hay numerosas empresas que disponen de sistema de videovigilancia. Además, también buscan en gasolineras en las que Bretón pudiera haberse detenido a repostar. Todo eso ha dado, por el momento, resultado negativo.
La inspección en el chalé y en el naranjal circundante concluyó el pasado viernes sin encontrar la menor pista de los chiquillos. La empresa de georradar que realizó el rastreo en la vivienda tiene la plena seguridad de que ni en sus suelos ni en sus paredes ni en sus techos hay el menor indicio. En lo que respecta al solar arbolado, las conclusiones son menos tajantes porque el terreno arcilloso impide o dificulta que el georradar radiografíe a más de un metro de profundidad.
Otra posibilidad que están barajando los agentes de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) es inspeccionar otra finca que la familia Bretón posee a unos 100 kilómetros de Córdoba. El problema es que está demasiado lejos de la capital y no parece factible que el padre de los pequeños tuviera tiempo para ir tan lejos.
Mientras tanto, ayer tarde se celebraron concentraciones de apoyo a la familia en todas las capitales andaluzas y en Madrid. La portavoz de la familia materna de los menores aseguró que esta "no pierde la esperanza" y considera que "no hay motivos para pensar que los niños no están vivos". La plataforma de respaldo a la familia también ha ideado un lazo verde como símbolo de solidaridad.