Salamanca:La proliferación de pintadas y ataques vandálicos pone en evidencia el sistema de videovigilancia
Muchos de los ataques del ‘vándalo de la pintura naranja’ han sucedido en áreas en teoría controladas. Algunos enclaves del centro histórico se muestran totalmente desprotegidos
Poco se sabe de él (o de ella, o de ellos). Debe de ser alguien con poco apego a la cultura, con un particular sentido del humor y seguramente con cierto afán exhibicionista. El caso es que ese alguien se ha dedicado a dejar su huella, fundamentalmente con pintura naranja y roja, en algunos bienes culturales de la ciudad en los últimos días. Un ataque lamentable, aunque su concentración sirve también para poner de manifiesto una evidente debilidad del sistema de vigilancia con el que cuenta la ciudad para tratar de evitar este tipo de actos
La cara llena de pintura naranja de Pepe Ledesma; el exacerbamiento genital de Rafael Farina; el ataque al verraco prerromano, símbolo y escudo de la ciudad; los pies del Lazarillo y del ciego embadurnados con pintura roja; lo que sea que le han hecho a la ondulante abstracción de Henry Moore. Todos los ataques de esta última y mediática fiebre vandálica han tenido lugar en el ámbito protegido por la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y algunos de los casos a muy poca distancia de una de las cámaras de videovigilancia.
Aunque no es el caso del entorno de las esculturas de Pepe Ledesma o de Rafael Farina, en el del Verraco, la cámara se encuentra situada casi encima de la peana, mientras que la Plaza de Anaya, corazón de la ciudad monumental, es en teoría uno de los puntos más vigilados por la red de cámaras. Para la Asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, la única conclusión posible es que «las cámaras no son la solución». El colectivo que preside Jesús María Hernández se ha venido posicionando en contra de la instalación de estos dispositivos como único sistema de lucha contra el vandalismo. «Hoy podemos ver que las cámaras no han cumplido la función para la que fueron instaladas, con una importante inversión, y desde luego la solución ahora no sería en ningún caso instalar precisamente más cámaras», señala la asociación
Pero al margen de la alarma social suscitada por los ataques del ya bautizado como «gamberro de la pintura naranja», lo cierto es que el problema de los ataques vandálicos al patrimonio, ya sea edificios, esculturas o mobiliario urbano, existe y podría considerarse que es bastante grave.
El Ayuntamiento afirma que cada año destina cerca de 340.000 euros a solventar las consecuencias del vandalismo en toda la ciudad, partida en la que se incluye reposición de luminarias, farolas o arbolado, y también la eliminación de pintadas, para la que se señala un gasto cercano a los 140.000 euros anuales.
Desde el consistorio se defiende la mejora «notable» de este problema en algunos bienes muy castigados hace unos años, como el Puente Romano, el claustro de San Román, El Corrillo o la propia Plaza Mayor, objeto de atención preferente.
Sin embargo, la Asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio considera que en general «falta un plan coordinado y de ciudad verdaderamente eficaz» contra este problema y en especial que el anunciado Plan municipal de actuación contra pintadas vandálicas «ha decaído por completo en estos momentos y de hecho da la sensación de que el Ayuntamiento nunca se ha acabado de tomar en serio las propias medidas incorporadas en este plan», afirman desde el colectivo. Uno de los aspectos más criticados por Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio sobre las medidas del plan es la «falta de acción» de la brigada especializada en la eliminación de pintadas.
A su juicio, hay «una enorme lentitud a la hora de actuar en los casos flagrantes de ataques contra el patrimonio, cuesta mucho ver que esta brigada está efectivamente en acción retirando alguna de las muchas pintadas que pueden verse hoy en Salamanca». Eso en el caso de las pintadas sobre bienes públicos, porque cuando se producen sobre bienes privados, aunque sea en entornos patrimoniales , la asociación denuncia que las propias exigencias del plan acaban por convertirlo en algo prácticamente inaplicable: «en teoría la empresa concesionaria del servicio de limpieza pone a disposición de los particulares de manera gratuita la posibilidad de retirar estas pintadas, pero se actúa solo sobre las fachadas hacia la vía pública y se dice que siempre que lo permitan la disponibilidad de medios, la naturaleza de los materiales de la fachada, exista solicitud fehaciente del titular del inmueble y que además se exima al Ayuntamiento de toda responsabilidad por los desgastes o daños que se puedan ocasionar en el proceso de limpieza».
En la práctica, esto ha llevado, según la asociación, a que «se actúe muy raramente sobre algunas fachadas cuando hay una petición continuada pero que en general se dejen todas las pintadas existentes en puertas, ventanas, trapas, accesos a los garajes o portales».
Frente a esto, la Asociación defiende que «el Ayuntamiento tiene que tomarse en serio este aspecto y ser constante en la limpieza, eso es lo fundamental, porque está comprobado que allí donde aparece una pintada y permanece acaban apareciendo muchas más» e insisten en que «si hay verdadera voluntad, es posible acabar con ese efecto llamada actuando con rapidez, eliminando así la supuesta gloria que encuentran determinadas personas en garabatear monumentos o fachadas»....LEER NOTICIA COMPLETA.