Aunque desde luego, no sirva de ningún consuelo, ser la última costa de España a la que ha llegado la autovía tiene una ventaja: los nuevos tramos de la A-7 en la Costa granadina pueden presumir de las mayores medidas de seguridad de toda la red viaria nacional -junto a la autovía del Cantábrico y otras que se han construido de forma paralela en estos últimos años, como el tramo final de la A-4 en Despeñaperros-. Y es que lo mismo que un coche de los años ochenta no tiene nada que ver en materia de seguridad con los que se fabrican en la actualidad, las nuevas infraestructuras viarias han incorporado medidas de seguridad innovadoras en sus tramos más peligrosos: los túneles.
El centro de control de túneles del Ministerio de Fomento en La Herradura se encarga de velar por la seguridad de los 8.220 metros de túneles que tienen los tramos abiertos de la autovía de la Costa, desde Nerja hasta Almería. El 'cerebro' del centro es la sala donde decenas de pantallas van mostrando los vídeos que van tomando las más de 200 cámaras de los ocho túneles en tiempo real. Un jefe de sala y hasta cinco operarios de control, en distintos turnos, mantienen los tramos vigilados 24 horas al día, los 365 días del año.
Entre las medidas de seguridad que sitúan a los túneles de la A-7 entre los más seguros de España están la señalización variable por control remoto, videovigilancia, galerías de emergencia cada 400 metros, sistema de megafonía, bocas de incendio equipadas con hidratantes y postes SOS. Para alertar de una emergencia, el centro de control tiene incluso la posibilidad de intervenir las emisoras de radio de los más de 40.000 vehículos que cada día atraviesan estos túneles de la autovía.
Los túneles de la A-7 cuentan con cámaras cada cien metros lo que quiere decir, por ejemplo, que el más largo, el de Cantalobos, que supera los dos kilómetros de longitud tiene 21 'ojos' vigilantes en su interior. Todas están estratégicamente colocadas con un picado hacia el suelo. En estas cámaras está incluido el más innovador y útil de los sistemas de seguridad: la detección automática de incidencias. Si un vehículo se para dentro del túnel, circula anormalmente lento, hay humo o si algún peatón irrumpiese dentro del túnel, las alarmas saltan directamente en el centro de control.
Así, si la alerta «¡Peatón!», salta en el centro de control, los operadores activan los protocolos. La primera reacción, desde el centro de control, es señalizar los túneles y advertir de la incidencia a través de los luminosos y megafonía a los demás conductores para evitar el atropello. Los operadores tienen capacidad para manipular toda la señalización luminosa de la autovía. El segundo paso, de manera inmediata, es avisar a la Guardia Civil de Tráfico para que actúe. Pero ¿quien está tan loco como parar el coche en el interior de un túnel de la autovía? Sorprendente, más de los que puede pensarse, según cuentan los operarios del centro de control. Desde el conductor que se para en la zona de emergencia para mirar el móvil hasta la familia que, en pleno verano y antes de coger el ferry de Melilla, consideró que el túnel era un lugar fresquito para tomar el almuerzo. La casuística de las incidencias de los túneles de la A-7 es amplia.
Suicidio frustrado
De hecho, el centro del control de túneles de la A-7 ha llegado a salvar vidas, literalmente. Concretamente la de un suicida que pensó que la mejor manera de despedirse del mundo era ser arrollado por los vehículos que atraviesan, a cien por hora, el túnel de Cantalobos, en La Herradura. Se internó en el túnel conduciendo su propio vehículo y se tiró a la calzada. La rápida reacción del centro de control impidió la desgracia. «El sistema detectó al peatón e inmediatamente cerramos el túnel mediante señales y desviamos el tráfico hacia la Nacional 340», recuerda Francisco Villena, el jefe de conservación del sector y responsable del centro. Los conductores hicieron caso a la señalización y ningún vehículo se adentró en el túnel, de manera que se frustró el intento de suicidio.
Roturas de culatas que provocan alertas por humo, pinchazos o el accidente de vehículo que dio varias vueltas de campana, por fortuna sin causar víctimas, son otras de las incidencias registrada. «Si veo humo, inmediatamente cierro el túnel, prefiero cerrar a tener que lamentarlo. Somos como los bomberos, te puedes tirar muchos días sin actuar, pero si ocurre lo más mínimo tienes que estar al 200%», comenta una de las operadoras del centro.
Los expertos advierten que ante cualquier accidente dentro de un túnel hay que buscar la evacuación más rápida. «Si hay un incendio deja el coche, con las llaves puestas pero sin contacto y sal de ahí, no des marcha atrás, la prioridad es salir», apunta. Las galerías de emergencia están ideadas para que se pueda abandonar el túnel de manera segura y tienen capacidad para los camiones más grandes del mercado. El centro de control ha coordinado además simulacros de accidentes dentro de los túneles y cuenta con una sala de crisis, donde se reunirían los servicios de emergencia en caso de alerta grave. Por fortuna, en los siete años transcurridos desde que se puso en servicio el primer tramo de la A-7, no ha habido que estrenarla.
Fuente: Ideal Digital