Un hotel céntrico, sin duda, seguridad privada, habitaciones confortables, un servicio excepcional y más de cien cervezas para consumir en una noche. Una estancia sugerente que, tal vez, pierda su encanto si precisamos que el edificio está construido con 12 toneladas de residuos encontrados en diversas playas europeas, entre ellas españolas.

Este inusitado alojamiento ha presidido la Plaza de Callao de Madriddurante cuatro días. El proyecto ha sido creado por el artista alemán Ha Schult, que lleva 42 años sorprendiendo al mundo con sus instalaciones basadas en los desechos que produce nuestra sociedad. “El hotel simboliza el planeta en el que vivimos, un lugar en el que somos huéspedes y, que, por lo tanto, tenemos que cuidar. Un lugar que estamos llenando de basura y que, de no invertir el proceso, vamos a abocarlo al desastre”, explica Schult.

Un tendedero, una pierna de maniquí, altavoces de un automóvil, parachoques, un reloj de pared y hasta neumáticos adornan el hotel 'Coronita Save the Beach', que pretende llamar la atención de nuestras conciencias ante la evidente degradación de las playas. A pesar de que esta obra puede ser un alegato anticonsumista, detrás de este proyecto hay una conocida marca de cerveza. "Se ha criticado que una bebida espirituosa patrocine esta iniciativa, pero gracias a nuestro apoyo hemos ayudado a limpiar muchas playas de Europa", explica, no sin razón, uno de los organizadores.

A pesar de la escatológica y mortífera decoración, el interior huele a vida. El recepcionista te hace entrega de una llave tarjeta. Es simbólica, puesto que las puertas son cortinas de anillas. La intimidad no se aloja en este hotel, pero la diversión es la protagonista de la noche. Las cervezas comienzan arular y la gélida noche madrileña se difumina entre la basura, para dar paso a un ambiente familiar y distendido.

Desde San Leonardo de Yagüe, un pequeño municipio de Burgos de apenas 2.300 habitantes, vienen Maite y Diego, un entrañable matrimonio concienciado con el medio ambiente. Ellos eligen la habitación más grande. Un chifonier de diseño vintage, un transistor de pega y unas desvencijadas alfombras caracterizan la estancia. ¿Qué lleva uno en la maleta para pasar la noche en un hotel de basura? “Mi pijama de ‘duerme feliz’, unas mudas y calcetines calentitos”, explica Maite.

Sandra y Jorge, técnico en el ICEX y profesor de Educación física, son amantes de la naturaleza. "Falta mucha cultura del reciclaje en nuestro país", matiza Sandra, que vivió un año en Alemania y se sorprendió de la conciencia ecológica en el país germano.

Después de departir hasta altas horas de la noche, los huéspedes se disponen a ocupar las habitaciones. En medio del caos y la basura que envuelven estas cuatro paredes, las pequeñas habitaciones se convierten en lugares de recogimiento donde meditar sobre la capacidad destructora del ser humano.

Se siente el ritmo frenético de la Gran Vía, los transeúntes interrumpen su paseo para observar detenidamente la desidia de la sociedad y el frío traspasa los residuos. Después de cuatro días, el hotel se despide de Madrid en busca de otro destino donde afincar esta original obra-protesta contra la degradación de nuestros paisajes.

 

FUENTE: www.intereconomia.com