Cuatro días y cuatro robos en bares de la Acea de Olga. Ése es el saldo de una semana especialmente virulenta en este barrio de Lugo, donde los ladrones camparon a sus anchas. En dos de los asaltos a bares, fueron retenidas dos personas: una camarera, en la cafetería As Landras, en Augas Férreas, el pasado lunes por la mañana, y una limpiadora, en la arrocería Os Cachivaches, el jueves, a las cinco y media de la tarde, en la Estrada da Granxa.

Los otros dos ocurrieron de noche. Fueron el miércoles de madrugada. A las tres, los ladrones forzaron la persiana metálica de la bodega Os Infantes, en Alfonso X O Sabio, y golpearon la tragaperras que, en cambio, no tenía recaudación.

No satisfechos con los resultados, se dirigieron a otro bar, en Campos Novos, el Elfos, donde, sobre las cuatro y media, entraron por una ventana y robaron dinero tanto de la máquina tragaperras como de la registradora y de la máquina de tabaco.

Los hosteleros hablan de «mala racha» pero también, en su mayoría, se quejan de falta de vigilancia policial suficiente en la zona, pese a que el servicio de seguridad privada del campus hace varias rondas por los alrededores.

Hace diez días

Pero tampoco fueron los únicos. Hace diez días otra cervecería más fue asaltada. Se trata de Cañas y Pintas, ubicada en la Estrada da Granxa. Fue el Domingo de Carnaval, por la mañana. A las seis y seis minutos, comenta, con exactitud, el encargado del local. Uno de los dos ladrones fue grabado por la videocámara de seguridad del local.

«Era un tipo alto, rubio y fuerte. De 1,80, aproximadamente. En realidad, debía de haber dos, pero sólo sale uno en las imágenes. Cogieron la base de piedra de una de las sombrillas que tenemos fuera y con ella rompieron el cristal de una ventana. Ocurrió todo en treinta segundos», afirma.

Medidas disuasorias

Hay hosteleros en Acea de Olga que suman ya dos robos, como por ejemplo la cafetería Santiago, en la avenida Alfonso X El Sabio. Este local se salvó, por el momento, del ataque de los ladrones. Sin embargo, hace un año sufrieron dos robos en pocos días. Por eso mismo, el personal del bar adoptó una solución: desmontar la máquina tragaperras todas las noches y dejarla bien visible, delante de la puerta.

«Es la mejor disuasión que hay para los ladrones. Cuando ven que la tragaperras está vacía, ya no se molestan en entrar. Ahora no dejamos nada aquí», comenta un camarero, que afirma que robaron entre 800 y 900 euros en esas dos ocasiones.

Este mismo empleado asegura que, en la mayoría de las ocasiones, los ladrones se llevan incluso la tragaperras para desmontarla, a posteriori, en sus casas o donde puedan.

«Pueden hacerlo en cinco minutos. Rompen la puerta, cogen la máquina y la meten en una furgoneta. Luego, la desmontan fuera o en el monte», dice.

Otra medida preventiva que pusieron en práctica en este bar es la de ir comprando bebidas según van necesitando, sin almacenar. «El primer objetivo es la tragaperras, donde pueden sacar de 1.000 a, incluso, 2.000 euros si la máquina da cambio. Luego, van a la del tabaco, donde cogen la recaudación y las cajetillas, lo que puede ser 1.000 euros y, después, a la registradora. Si no hay, cogen botellas. Por eso hay que tenerlo todo controlado», afirma.

Incidencia

Los que mejor saben dónde y cuándo se roba en los bares son las empresas que tienen las máquinas tragaperras, que llevan el recuento tanto de los establecimientos que denuncian como de los que no.

Un empleado de una empresa de máquinas tragaperras -cuyo nombre no quiso facilitar por razones de seguridad- manifestó ayer que, últimamente, están contabilizando de uno a dos asaltos diarios a bares en Lugo, una incidencia mucho más alta que la que está habiendo en otras ciudades gallegas como A Coruña o Ferrol y que achaca «a la falta de patrullas policiales que recorran de noche las calles de Lugo».

Este trabajador asegura que los asaltos se producen por barrios y por semanas. «Mi experiencia me dice que esto va por modas. Esta semana le tocó a Acea de Olga. La que viene, podría tocarle a A Piringalla, por ejemplo».

No sólo la capital lucense sufre los embistes de los ladrones. Según esta misma fuente, «Guitiriz, Rábade, Begonte y Parga son otros puntos donde se producen muchos robos en bares porque esas localidades tienen una salida rápida a la autovía. Eso también ocurre en O Corgo, en la N-VI. Estos días también hubo otro robo en una parrillada de Laxosa», dijo.

Estrategias

Los robos suelen suceder, mayoritariamente, un día a la semana: el anterior al que la empresa recupera la recaudación. Ese día está fijado por zonas. Así, los ladrones se aseguran de que la tragaperras esté llena.

Este trabajador manifiesta que la misma tarde anterior a los robos en Os Infantes y Elfos, observó cómo dos jóvenes se ponían detrás de él mientras vaciaba la tragaperras en un bar de Acea de Olga.

«Fue descarado, no paraban de mirar detrás mía cómo hacía. Afortunadamente, el hostelero se dio cuenta de que aquellos chicos podrían ser ladrones y estar tomando nota y me dijo que no echara nada a la máquina. Acertó, porque aquella noche hubo dos robos en la zona», dice.

Pero aquí no acaba la historia. Una huida precipitada de estos jóvenes vino a confirmar esta hipótesis. «Resulta que, después de desmontar la máquina, entró en el bar una pareja de la Policía Local y, justo en ese momento, fue visto y no visto. Se marcharon y desaparecieron corriendo», afirma.

A pesar de todos estos testimonios, fuentes de la Policía de A Coruña -en Lugo no hay portavoz- negaron ayer que hubiese tal oleada de robos.

A PUNTA DE NAVAJA. Atraco en una sala de juegos

 

Una sala de juegos de la calle Salvador de Madariaga, a pocos metros del cuartel de la Guardia Civil, fue objeto de un atraco, que ocurrió el pasado Sábado de Carnaval, el día 5, entre las once y las doce de la noche.

Encapuchado

 

Un hombre, con la cara encapuchada, accedió al local y amenazó con una navaja a una empleada. La dependienta cogió una baja médica por la crisis de nervios que le entró tras estos hechos. Por ese motivo, prefirió ayer no hacer ningún tipo de declaración al los medios.

600 euros

 

Fue el botín que se llevó el atracador tras intimidar a la muchacha. Hace justo diez años que este mismo negocio fue objeto de otro atraco similar, también a punta de navaja, según recordaba ayer el encargado del local. «Esperemos que, por lo menos, tarde otros diez años en repetirse», dijo. 

 

FUENTE: elprogreso.galiciae.com