Lleva más de tres décadas dedicado a la seguridad, siempre dentro del Cuerpo Nacional de Policía. En Gijón, su ciudad natal, ha sido responsable de la Unidad de Prevención y Reacción, de la coordinación de seguridad de eventos deportivos y delegado de participación ciudadana. Desde hace dos semanas, Sergio Fernández Valle ejerce ya como mano derecha del concejal Rafael Felgueroso al frente de la seguridad ciudadana de Gijón.
-¿Cuáles son sus competencias?
-El análisis y la evaluación de todos los aspectos que tienen que ver con la seguridad ciudadana, para dar asesoramiento técnico a la Corporación. Otra de mis funciones es la coordinación de los distintos servicios del Área de Seguridad Ciudadana (Policía Local, Bomberos, Salvamento y Protección Civil) para dar una respuesta integral a los problemas de seguridad. También me ocuparé de la coordinación con el resto de servicios municipales y con los otros cuerpos de seguridad pública y privada.
-¿Cuál es el mandato que recibe al asumir este cargo?
-Uno de los objetivos principales es el de acercar la seguridad al ciudadano, que los gijoneses nos transmitan sus problemas de seguridad y, en la medida de lo posible, hacerles partícipes de las soluciones. Queremos que el ciudadano, que hasta ahora era un receptor pasivo, se sitúe en el centro de nuestra acción, que participe de su propia seguridad. Eso se logrará con reuniones con los colectivos vecinales, empresariales, comerciales y de todo tipo.
-Una de las primeras tareas que ha encontrado sobre su mesa es el dispositivo para la Semana Negra...
-Afortunadamente tenemos una experiencia previa en cuanto a la organización de este evento que es muy útil, aunque no obviamos que se ha cambiado de escenario y por eso se han tenido en cuenta todos los aspectos novedosos que podían influir en la seguridad. Tras varias reuniones con el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, la organización de la Semana Negra y la Universidad hemos preparado un dispositivo que creemos que será suficiente, bien adaptado al recinto y que puede ser muy funcional y muy útil.
-¿En qué consistirá?
-Tenemos establecido ya en el recinto un centro de control que servirá para la coordinación de todos los servicios, donde habrá mandos de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía, se recibirán todas las informaciones que puedan afectar a la seguridad y se atenderá al ciudadano ante posibles denuncias. Habrá además patrullaje a pie por el interior del recinto y una importante red de supervisión y control de los alrededores en todo lo referente al tráfico, en colaboración con la Guardia Civil. También estaremos coordinados con la seguridad privada contratada por la Universidad.
-¿Qué dimensión tendrá el dispositivo?
-No me gustaría dar una cifra, porque variará en función de las necesidades de cada jornada. Pero será de una dimensión suficiente para garantizar el orden y la libertad de ocio de quien acuda a la Semana Negra.
El vallado del campus
-¿Qué opinión le merece el vallado instalado por la Universidad?
-No me gustaría valorar decisiones que no son de mi competencia. En lo que se refiere a la seguridad, sólo puedo decir que en principio no afecta a nuestro dispositivo, sobre todo porque es algo que ya estaba previsto cuando se diseñó. Lo único que nos preocupaba era que no afectara al tránsito y a los planes de evacuación del recinto, y tal como está situado no plantea ningún problema.
-¿Temen que la gente trate de boicotear esta instalación?
-No manejamos ninguna variable que nos haga temer ningún tipo de acto vandálico en ese sentido. Si lo hubiera, estamos preparados para responder.
-Según explica, una de sus tareas es la coordinación con otros cuerpos. ¿En qué es necesario mejorar?
-En este tema mi labor es sencilla, porque Gijón ya es un ejemplo de coordinación para otras ciudades. Lo único que se necesita es mantener la estructura ya existente, con reuniones semanales con la Guardia Civil y la Policía Nacional, potenciar las relaciones y nada más.
-¿Qué planes existen para problemas como el botellón?
-Es una actividad que tiene que ser regulada forzosamente. El ocio de unos no puede suponer de ninguna manera una alteración de la convivencia ni una merma de los derechos de vecinos y comerciantes. En cuanto pase el verano convocaremos a todos los agentes sociales para ponernos a trabajar en esa regulación, que para nosotros es un asunto central. Mientras tanto, lo que haremos es aplicar con firmeza las ordenanzas existentes. Es lo que estamos haciendo ya con el control de los manteros, para proteger el comercio regulado.
-¿Preparan algún plan específico de seguridad para las zonas residenciales?
-Estamos coordinando con el resto de cuerpos un estudio de franjas horarias y lugares para poner controles específicos en esas zonas, con policías de paisano y de uniforme. En verano siempre existe un mayor riesgo de actuación de grupos de delincuencia itinerante, y queremos que prime la prevención sobre la reacción. No obstante, estas bandas saben que Gijón no es una ciudad segura para ellos. De la misma forma se actuará en las zonas industriales.
-¿En qué consistirá la policía de barrio que se plantea desde el Ayuntamiento?
-Es lo que llamamos policía comunitaria y se podría definir con palabras como cercanía, proximidad... Serán agentes que estarán cerca de los vecinos y de los comerciantes, que les conocerán, y a través de los cuáles podrán expresar sus inquietudes y también recibir consignas de seguridad. La intención es que la gente les identifique como 'mi policía'. Pretendemos dar una cobertura por igual a todos los barrios. En los más céntricos estos agentes se moverán a pie y en otros más extensos, como Pumarín o La Calzada, lo harán en moto.
El futuro del 'multamóvil'
-¿Qué va a ocurrir con el 'multamóvil'?
-Sé que su popularidad es escasa y lo que no se va a hacer de ninguna manera es ampliar su ámbito de actuación. El espíritu de este dispositivo es el del ordenamiento y la regulación del tráfico, para hacer que sea lo más fluido y seguro posible. Y ese seguirá siendo.
-Desde su nacimiento se criticó por un supuesto afán recaudatorio...
-Hay hechos evidentes que demuestran que no es así, que su espíritu es otro. El protocolo que se sigue es que el vehículo hace una primera pasada en la que lo único que hace es capturar la imagen del infractor, pero no sanciona. Sólo lo hace en una segunda pasada, que no se hace de forma inmediata, sino que pueden llegar a transcurrir veinte minutos. Por tanto se puede decir que la sanción viene siempre precedida de una persistencia en la conducta.
-¿Se ampliará la red de radares fijos o la de cámaras de control del semáforo en rojo?
-No está previsto ningún aumento de los radares fijos. Su filosofía es el control de la velocidad en las vías rápidas de entrada, dar un toque de atención a los conductores para que sepan que ya no están en la autopista, y en este sentido creemos que los que hay ya están bien situados. En cuanto a los foto-rojos, sí habría margen para aumentar su número, pero tampoco es un objetivo urgente ni prioritario.
FUENTE: www.elcomercio.es