La vida de un chiringuito cambia radicalmente durante la madrugada. Cuando los propietarios ‘bajan persianas’ y se quedan solitarios en medio de la playa. Solos ante el peligro de cualquier acción de vandalismo y gamberrismo. En muchas ocasiones, los propietarios han tenido que recoger sillas o mesas dentro del mar, limpiar la basura dejada por los ‘gamberros’ o incluso han sufrido algún robo, aunque no suela ser la tónica habitual. Por eso, los chiringuitos cambrilenses han optado por la seguridad privada nocturna para evitar este tipo de actos. Aunque es un coste adicional para el ‘jefe’, «vale la pena». a la hora de ahorrarse disgustos. «Antes de contratar al chico de seguridad tenía que llamar cada sábado a la policía para que vigilaran la zona. Echamos en falta algo más de atención en este sentido, porque la playa se queda desierta», reconoce Tino Juncosa, responsable del chiringuito Neptuno.

Mientras, Ramon Sorrius, del Ipanema, cree que «son acciones más de gamberrismo que de robos. La gente no se comporta. No se dedican a charlar y fumarse un cigarrilo. Son comportamientos poco cívicos». Ramon hace 27 años que tiene el chiringuito en la zona del pino redondo de Cambrils y también es de la opinión que «estaría bien un poco más de presencia de la policía. La playa se queda demasiado desierta». El turno de los vigilantes suele empezar justo cuando el trabajo ha terminado. Sobre la medianoche o la una de la madrugada entran en acción. Su cometido es vigilar cualquier anormalidad, que no haya ningún tipo de incidencia en el chiringuito. «Desde que cogí el chico de seguridad no he sufrido más daños», admite Tino Juncosa. Mientras, Ramon, del Ipanema, asegura que «cuando está él no suele ocurrir nada. Este año, justo el día que él no estaba, intentaron robarme una barbacoa, pero nada más». El coste adicional que supone la contratación de este servicio se hace durante los tres meses de verano, hasta mediados de septiembre. Justo con la mayor afluencia de turistas.

Tranquilidad en Salou

Mientras, en Salou,  la situación parece seguir los parámetros de la normalidad. A excepción de algún hecho aislado, el presidente de los chiringuitos salouenses, Quico Orts, asegura que «de momento no ha ocurrido nada para alarmarse. Si los accidentes fueran más periódicos entonces reclamaríamos más presencia policial». De momento, los chiringuitos de la Costa Daurada no han optado por la seguridad privada como solución a los posibles problemas.

FUENTE: www.diaridetarragona.com