La seguridad ciudadana es el principal objetivo de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como de los organismos e instituciones vinculados a la Seguridad Privada que cubren aquellos campos que la seguridad pública no puede alcanzar o, en muchas ocasiones, comparten competencias.

Desde siempre ha existido esa división entre lo público y privado, incluso en un aspecto tan delicado como es la protección de la ciudadanía. Dichas fronteras se han visto marcadas tanto por las diferencias en financiación -en muchas ocasiones las empresas privadas cuentan con un presupuesto mayor que el de las entidades públicas- como por la formación de las unidades; así la imagen es de Guardia Civil y Policía Nacional contra los agentes de seguridad privada y viceversa. En el momento actual, en el que la seguridad ciudadana debe ser observada y tratada desde la globalización de riesgos, entidades públicas y privadas se deben complementar para enfrentarse a las nuevas formas de terrorismo, criminalidad o ilegalidad.

Ahora, en 2011, esa división se va a materializar en una colaboración conjunta. Algo en el que se está trabajando desde 2006 con el Plan de Colaboración, momento desde el que la Guardia Civil viene desarrollando un importante esfuerzo para optimizar su relación con el sector de la seguridad privada "en beneficio de la seguridad ciudadana, especialmente en su ámbito de competencias".

De esta forma, quizás problemas de seguridad como los planteados después del secuestro del pesquero Alakrana en aguas de Somalia se puedan reducir. En ese momento, las empresas de pesca españolas no tuvieron más remedio que contratar eguridad privada para que sus barcos pudieran faenar sin caer en manos de los piratas del Índico. Las voces en cuanto a la falta de formación e instrucción de estos agentes privados, obligaron a Defensa a llevar a cabo cursos de instrucción, que no dejaron muy satisfechos a muchos. 

Mientras, en mayo de 2010 la Guardia Civil presentaba el Programa Coopera -que dependa del Plan de Colaboración- a través del cual se establecía un modelo de relación directa entre la Benemérita y las empresas de seguridad privadas. "El objetivo era potenciar el apoyo operativo mutuo mediante el intercambio bidireccional de información", tal y como explicaban desde la unidad encargada de desarrollar el Coopera, el Servicio de Protección y Seguridad (SEPROSE).  Se trata de un programa, cuya adhesión es totalmente voluntaria, a través del cual se establecen los canales de comunicación que faciliten la relación entre Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y entidades privadas, para garantizar el apoyo mutuo. 


Un año después de su implantación, se va a completar con la creación de Grupos de Coordinación Locales, "órganos permanentes de carácter mixto con un ámbito de actuación sectorial". De esta forma, además de avanzar en cuanto a la defensa nacional, se cumple la recomendación que hizo en 2002 el Consejo de la Unión Europea, cuando aseguraba que era necesario establecer mecanismos que potenciaran la coordinación y colaboración mediante el intercambio de experiencias y el apoyo en la prestación de servicios, así como la gestión de la información relevante para la Seguridad Pública que puede ser proporcionada por la Seguridad Privada.

¿Qué se ha hecho hasta ahora?

Hasta el momento, las empresas que operan en el ámbito de las competencias de la Guardia Civil, así como las unidades de la Benemérita, se han adaptado al programa creando una comunicación operativa. Dicha iniciativa ha sido bien recibida, no sólo por los encargados de los departamentos de Seguridad Privada, sino en la mayoría de foros de este sector.

Una vez establecidos los cauces de actuación (coordinados desde el SEPROSE), se han regulado el uso de medios telemáticos directos de comunicación (Web, mail, teléfono, etc.), se van a crear los Grupos de Coordinación. Así, siempre dirigidos por la Guardia Civil, se constituirán tantos como servicios afectados por una problemática común. A esta conclusión se llegará gracias a la información compartida durante este año por empresas privadas y las Fuerzas de Seguridad. De momento, se pueden destacar diferentes sectores como son las infraestructuras críticas; el transporte de fondos, explosivos; entidades bancarias; centrales receptoras de alarmas; logística, distribución; centros comerciales, polígonos industriales, urbanizaciones; y medio ambiente.

Desde el SEPROSE se aseguraba que estos grupos, además de la función específica de coordinación, "tendrán la de velar por el mantenimiento del interés y oportunidad en los flujos de información. A estos efectos, deberán reunirse con una periodicidad al menos semestral en el nivel operativo y anual en el directivo, sin perjuicio de mantener un contacto permanente".

Tipo de información  y formación para compartir.

El más sencillo ejemplo de la necesaria colaboración entre ambas partes lo vemos en el día a día de cualquier ciudad. Sin adentrarse en temas de ciberterrorismo o terrorismo común, se puede plantear el ejemplo de un altercado o robo en un centro comercial. En ese momento, la instrucción y cooperación del agente de seguridad es imprescindible para el trabajo de los agentes policiales. No sólo a la hora de la detención del presunto delincuente, sino a la hora de intervenir en las investigaciones con la determinación o, en el peor de los casos, la destrucción de pruebas por el mero desconocimiento. Así, gracias al Coopera y el intercambio de información se pueden coordinar este tipo de acciones.

Para ello, la Seguridad Privada debe informar de aquellas actividades sospechosas o delictivas y denuncias de las que sean protagonistas, así como los modus operandi detectados en su ámbito de actuación. "La calidad y cantidad de estas informaciones será uno de los indicativos del desarrollo del Programa, además de servir de base para la concesión de incentivos de mérito", describían desde SEPROSE.

Por su parte, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado comunicarán a las empresas privadas datos como cortes de vías y alteraciones de orden público; hechos delictivos graves; incendios, catástrofes; amenazas; y alertas y restricciones de tráfico, entre otros temas.

Además, todos los protagonistas implicados son conscientes de que la formación constituye el mejor camino para lograr una eficaz colaboración, "para lo que se presta la mayor atención a este aspecto tanto en la formación interna del Cuerpo como en el apoyo que pueda prestarse a la del personal de Seguridad Privada, especialmente en lo que se refiere a aquellas figuras que actúan en estrecha relación con los servicios de la Guardia Civil (guardas particulares del campo, escoltas privados, vigilantes de explosivos, vigilantes de puertos y aeropuertos)".

En este sentido, las acciones formativas dirigidas a personal directivo corresponden al SEPROSE, mientras que las comandancias se ocupan del personal operativo de acuerdo con los programas de formación elaborados por dicho servicio. Por otra parte, desde la puesta en marcha del Programa Coopera se ha fomentado la participación de directivos de Seguridad Privada, como ponentes o alumnos, en ciertos módulos de determinados cursos de perfeccionamiento de la Guardia Civil.

 

FUENTE: www.ateneadigital.es