El cable del AVE fue cortado en un tramo sin cámaras de seguridad.
Los Mossos creen que la causa pudo se un sabotaje y no un intento de robar cobre. Afectó a 40 trenes y más de 13.000 pasajeros
En total, a lo largo de la mañana hasta 13.000 pasajeros que tenían destino o paso por Cataluña se vieron afectados por esta incidencia, que paralizó a 40 trenes. En las estaciones de Sants (Barcelona), Atocha (Madrid) y Zaragoza, las colas y protestas por la falta de información fueron aumentando mientras Renfe habilitaba sistemas alternativos de transporte mediante autocares u otros enlaces ferroviarios.
Sin precedentes
Lo de ayer, el corte del cableado de fibra óptica ferroviario, no tiene precedentes. Las averías e incidencias provocadas por robos de cable de cobre en el trazado ferroviario no son ninguna novedad, y menos en Cataluña. En un principio, el caso de ayer se atribuyó a una posible confusión de unos supuestos ladrones de cobre, que habrían dado con la fibra óptica, sin valor en el mercado negro, en su búsqueda del preciado cobre. Pero casi nada de lo que hicieron invita a pensar en esta hipótesis, a la espera de que se concluyan las investigaciones. En toda la línea del AVE, paralelos a las vías circulan dos cables de fibra óptica por sentido –el principal y un secundario– que van ocultos en canaletas de hormigón. En el kilómetro 568,37 del AVE, a la altura de La Granada del Penedés, los asaltantes hicieron un boquete de un metro de largo y 50 centímetros de ancho en el vallado que protege la línea, rompieron las canaletas y cortaron los cuatro cables de fibra óptica –dos por sentido–, con lo que se lograba afectar las comunicaciones maquinista-vía-centro de comandamiento. Además, sustrajeron apenas veinte centímetros del cable de cobre de la toma de tierra, anulando así las señales luminosas y los semáforos. Mucha precisión para unos ladrones de cobre, aunque estos actúan en grupos criminales perfectamente organizados.
8.000 cámaras de seguridad
Por si fuera poco, eligieron un tramo de la vía donde no hay cámaras de seguridad –pese a que en toda la línea se cuentan 8.000–, y al que se accede por una pista forestal. Esas cámaras se instalan, por lo general, en lugares considerados conflictivos o cerca de las estaciones; en pasos elevados, en la entrada de algunos túneles y en algunos puntos de la red que determine la seguridad.
Otro de los aspectos que hacen pensar en que pudo tratarse de un sabotaje es que el ataque se produjo a las siete de la mañana, cuando los trenes ya habían empezado a circular, lo que hace sospechar a los investigadores que la intención no era tanto robar, sino paralizar los trenes cortando las comunicaciones de seguridad.
Los Mossos d’Esquadra, que se han hecho cargo de las investigaciones, enviaron a la zona a los expertos en este tipo de delincuencia y agentes especializados en Policía Científica que buscaron rastros de los delincuentes en la zona de aproximadamente 150 metros cuadrados en los que se movieron los criminales. El Ministerio de Fomento, por su parte, también ha anunciado una investigación para determinar la naturaleza de los hechos.
Las fuentes consultadas por ABC, no obstante, tampoco quisieron descartar por completo que se tratara de una acción de delincuentes comunes, entre otras razones porque si se trató de un sabotaje no tiene mucho sentido que se llevaran esos pocos centímetros de cable.
Sin embargo, si algo caracteriza a las tramas criminales dedicadas al robo de cobre es su especialización. Primero vigilan la zona donde van a actuar para asegurarse que cuando vayan a perpetrar el delito no son «molestados» por alguno de los más de mil vigilantes y empleados de mantenimiento que trabajan en nuestras líneas férreas.