[La consejera foral de Salud, María Kutz, comparecerá el próximojueves (a las 10.00 horas) en el Parlamento. Informará sobre el requerimiento de la Agencia Española de Protección de Datos a 8 hospitales navarros, 6 públicos y 2 privados, para que corrijan medidas de seguridad y confidencialidad de las historias clínicas de los pacientes] .
[La consejera foral de Salud, María Kutz, comparecerá el próximo jueves (a las 10.00 horas) en el Parlamento. Informará sobre el requerimiento de la Agencia Española de Protección de Datos a 8 hospitales navarros, 6 públicos y 2 privados, para que corrijan medidas de seguridad y confidencialidad de las historias clínicas de los pacientes]
María José y José María desayunaban. Ella, como siempre, comía la fruta antes de beberse el café. Él, como todos los días, bebía primero el café para después comerse la fruta. Mientras desayunaban, leían. El mismo periódico, pero cada uno con su propio ejemplar. Ella, como todos los días, en el sentido más lógico, de portada a última página. Él, como siempre, en dirección inversa, de última página a portada. En un momento dado, aunque sin ellos saberlo, sus respectivos avances se encontraron en la misma página, la 12, y el mismo titular: "Protección de Datos exige a 8 hospitales mejorar la custodia de las historias clínicas".
- Dios santo... - pensó María José.
- Santo Dios... - pensó José María.
Ninguno siguió comiendo, ni bebiendo, ni leyendo. Ambos parecían petrificados, hasta que a la vez, solapándose el uno al otro, se arrancaron a hablar.
- No quiero que te enteres por otra persona,... - empezó diciendo María José.
- No quiero que te enteres por otra persona,... - empezó diciendo José María.
- ... el otro día fui al médico... - continuó ella.
- ... el otro día fui al médico... - continuó él.
- ... y estoy embarazada de tres meses. Seremos padres en junio - terminó ella.
- ... y me han detectado un cáncer irreversible. Me quedan seis meses de vida - terminó él.
Desvelados sus secretos, reanudaron el desayuno y la lectura del periódico. María José, por la página 13. José María, por la 11. Aunque lo que en verdad querían los dos era llorar.
FUENTE: www.diariodenavarra.es