El Consistorio dice que está pendiente de registrar los dispositivos en la Agencia Española de Protección de Datos La Delegación del Gobierno dio hace meses permiso para colocar 79 aparatos.
Las cámaras están, pero de momento solo son un elemento más del decorado urbano de la ciudad. El Ayuntamiento de Zaragoza aún no puede usar los dispositivos de videovigilancia que compró el año pasado, que costaron 2,4 millones de euros y que ya se reparten por plazas, parques y espacios públicos de la ciudad en general. Según apuntan desde el Consistorio, están pendientes de que la Agencia Española de Protección de Datos inscriba los ficheros de estos aparatos, un paso previo necesario para que la Policía Local pueda ver las imágenes y usarlas en caso de que sea necesario.
Este trámite se está alargando más meses de lo que es habitual ya que, según apuntan desde la propia Agencia Española de Protección de Datos, suelen tardar alrededor de 30 días. Desde el Ayuntamiento alegan que han tenido que mandar a la agencia, una por una, las solicitudes para crear ficheros específicos para las 62 nuevas cámaras de videovigilancia que se han colocado.En principio, confían en que no haya problemas y se puedan empezar a usar próximamente, aunque desde el Consistorio no se atreven a dar plazos.
La fuerte inversión que ha requerido la instalación de estos dispositivos no está viéndose acompañada de la rapidez que debería llevar su puesta en marcha. Hace ya más de un año, en mayo de 2010, la comisión autonómica de videovigilancia aprobaba la solicitud del Ayuntamiento. Poco después comenzó la instalación de las cámaras, que finalizó antes de que terminara el año -se trataba de una obra con plazo final fijado el 31 de diciembre, al ser del fondo estatal-. Sin embargo, todo este trabajo e inversión aún no se ha podido empezar a aprovechar, ni hay fechas para que esto ocurra.
Para colocar estas cámaras ha habido que hacer una instalación importante de cableado y una potente red tecnológica que, según apuntaron desde el Ayuntamiento en su día, sitúa a Zaragoza como una de las ciudades más preparadas en este sentido. Las cámaras se distribuyen, principalmente, por el parque del Agua, las riberas del Ebro, los edificios municipales y algunas plazas y lugares públicos con monumentos importantes. De hecho, el objetivo número uno de estos dispositivos es precisamente ese, proteger el patrimonio de la ciudad (tanto de monumentos como de infraestructuras) y luchar así contra el vandalismo.
Por ello, se hace hincapié en proteger lugares como las riberas o el parque del Agua, que son más difíciles de vigilar por parte de la Policía de manera continua, y que han sido objeto de los vándalos desde que terminó la Expo. Desde entonces, los operarios tienen que hacer una media de diez reparaciones a la semana por destrozos provocados por los gamberros.
FUENTE: www.heraldo.es