Una persona empeñada en proteger su privacidad puede desactivar la función de su teléfono multiusos que permite rastrear el lugar donde se encuentra. Pero ello significa renunciar al servicio que la llevó a adquirir un aparato de ese tipo.
Después de todo, ¿cuán atractivo es un iPhone o un teléfono basado en el sistema operativo Android, si no puede usarse para ver el desplazamiento del vehículo propio por un mapa o para saber si hay un buen restaurante cerca del lugar donde uno se encuentra?
El debate sobre la privacidad en la era digital se intensificó en días recientes en EE. UU., cuando surgieron noticias de que el iPhone y la tableta iPad almacenaban durante un año o más las coordenadas donde se ubica el usuario, gracias al sistema de localización global (GPS).
Los teléfonos que utilizan el software Android, de Google, guardan también los datos de ubicación de los usuarios. Y no solo se almacenan datos —lo que permitiría que cualquier persona que se apodere del teléfono o de la computadora tablet sepa con mucha precisión qué lugares frecuenta el dueño— sino que estos son transmitidos a las compañías, que los utilizan con fines de investigación.
El 27 de mayo último, Apple Inc. negó que el iPhone conservara el registro de movimientos de sus clientes hasta un año, y atribuyó a malentendidos las preocupaciones por posible invasión a la privacidad.
La compañía aseguró que un archivo de rastreo publicitado por investigadores en cuestiones de seguridad no almacena los lugares por donde pasan los usuarios, sino una lista de fuentes de Wi-Fi y torres para comunicación inalámbrica en su área general.
A un solo clic
Cualquier persona está a un solo clic de otra. Más de 200 páginas dedicadas al establecimiento de contactos son muestra de ello: Facebook, Hi5, My Space, Tuenti o Linkedin.
Sin embargo, esta fácil comunicación pone al descubierto problemas de privacidad o, incluso, de suplantación de identidad.
Estas redes sociales se han popularizado en poco tiempo, sirven para conocer gente y para reencontrarse con viejos amigos.
La combinación de servicios como Youtube.com con los perfiles de usuario que incorporan imágenes, videos y sonidos, hacen que sean auténticas colecciones de información, álbumes de fotos personales e incluso de diarios íntimos.
Ícaro Moyano Díaz, director de comunicación de Tuenti, una de las redes sociales de más éxito entre la juventud, comentó que la edad media de los usuarios de su red social ronda los 23 años y 10 años.
El problema viene cuando la gente puede acceder a contenidos que no se desea que sean vistos más que por amigos cercanos. Aquí surge el primero de los problemas de privacidad de las redes sociales.
En los perfiles se almacenan detalles personales, números de teléfono, fechas de nacimiento, etc., que pueden ser utilizados por delincuentes, declara Moyano Díaz.
Otras redes sociales son MySpace o Twitter; esta última menos centrada en compartir contenidos como fotos y agrupaciones y más enfocada en compartir lo que uno hace, leer noticias o enterarse de cotilleos; de ahí que esté teniendo mucho éxito entre los famosos.
Julian Assange, fundador de WikiLeaks, declaró a Russia Today que Facebook es la “máquina espía más atroz jamás inventada”, y que esa red social es una de las herramientas principales de la Inteligencia estadounidense.
El derecho a la privacidad o a la intimidad tiene como objetivo la protección de la esfera de la persona, argumenta el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación y la Agencia Española de Protección de Datos.
Sin embargo, todos esos datos personales en internet —que suponen la mayor parte de la privacidad de una persona— los ponen los usuarios de manera voluntaria.
FUENTE: www.prensalibre.com