CAMPAMENTOS Y COLEGIOS PROHIBEN TOMAR FOTOS
“Hemos convertido los recuerdos fotográficos en algo perverso”
Todas las fotos que hacemos son a larga distancia, de espaldas y a ser posible con casco”, explica Florentino Quiñones, director de la empresa de tiempo libre CICLAN y veterano organizador de campamentos. Hasta el año pasado su empresa –que organiza campamentos en el Pirineo para más de 300 niños– repartía fotos a los padres como recuerdo, algo que han dejado de hacer por miedo a que algún padre les denuncie. Siguen haciendo fotos, pero como recuerdo personal. Aún así obligan a los padres a firmar un documento que les da permiso para sacar las instantáneas y cuando las toman procuran que no aparezca el rostro de ningún niño.
Quiñones cree que estamos perdiendo el norte: “Estamos llegando a un grado de psicosis espectacular. Algo tan bonito como un recuerdo fotográfico lo estamos convirtiendo en algo perverso. Hay colegios que han dejado de hacer orlas por el lío que suponían las autorizaciones y hay padres que piden explícitamente que sus hijos no salgan en ninguna foto, aunque no vayan a hacerse públicas en ningún momento”.
Cuando aparece una foto de un niño en Internet, aunque no sea culpa del centro, te llaman los abogados para pedir dineroAurelio García, director técnico del Colegio Balder de Las Rozas (Madrid), comparte las preocupaciones de Quiñones. En su opinión, “se está saliendo todo de madre” y no cree que sea malo que un niño tenga una foto con sus compañeros como recuerdo. Pese a esto, en su centro está prohibido el uso de móviles o cámaras, para evitar que aparezcan fotos de niños y docentes en las redes sociales, y para las excursiones, por ejemplo, piden permiso expreso a los padres. “Todo esto se hace por influencia de los americanos”, cuenta. "Hay padres que quieren hacer negocio con todo esto. A nosotros no nos ha ocurrido, pero sí a otros colegios. Cuando aparece una foto de un niño en Internet, aunque no sea culpa del centro, te llaman los abogados para pedir dinero”.
Los límites que marca la ley
A juzgar por los hechos, y tal como se vive este tema en el entorno educativo, parece que está completamente prohibido tomar fotografías de menores. Lo cierto es que la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), que es la que regula este asunto, no prohíbe expresamente que se hagan fotografías, pero sí que se haga público cualquier dato personal de un niño menor de 14 años sin permiso de sus padres. Y, según la misma ley, una fotografía en la que se reconozca al menor tiene rango de dato personal.
Los recuerdos fotográficos junto a compañeros de clase o tienda de campaña podrían convertirse en algo del pasadoEl problema, como en tantos otros casos, reside en considerar qué se considera público. Y es que en Internet la frontera entre lo público y privado se difumina, y son muchos los casos de padres que se han sentido agraviados porque un compañero de su hijo ha colgado una foto de éste en una red social. La propia Agencia Española de Protección de Datos, en un documento de recomendaciones sobre el tratamiento de la información de niños, aconseja a las instituciones educativas que extremen las precauciones en lo que se refiere a Internet, y apunta que “no es aconsejable publicar fotos que identifiquen a un niño, por ejemplo situándole en el contexto de un colegio y/o actividad determinados”.
Puede que el colegio o campamento no haga esto, pero no pueden asegurar por completo que no lo hagan los propios niños. Por ello y, para curarse en salud, muchos centros educativos y empresas de actividades de tiempo libre optan por prohibir que los niños y docentes tomen cualquier tipo de fotografía. En definitiva, los recuerdos fotográficos junto a compañeros de clase o tienda de campaña podrían convertirse en algo del pasado.
“Esto no atenta contra el honor ni la intimidad”
Un colegio puede tomar la medida que considere, pero no tiene por qué hacerlo porque lo diga un padreJavier Urra, psicólogo y Defensor del menor de la Comunidad de Madrid entre 1996 y 2001, cree que “no podemos estar con la norma y la escopeta en la mano en todo momento”. En su opinión, “los niños tienen derecho a hacer fotos entre ellos y llevárselas a casa”, algo que considera “sano y normal”. Según cuenta, muchos centros educativos no permiten que ningún niño ni profesor saque fotos porque algún padre les ha dicho que no quiere que haya imágenes de su hijo, algo que considera injusto: “Un colegio puede tomar la medida que considere, pero no tiene porque hacerlo porque lo diga un padre. Eso es sólo la opinión de un señor que no tiene porque ser la del resto. Los colegios tienen asociaciones de padres y madres de alumnos dónde se debería decidir sobre estos temas, acordando que es lo mejor para los niños. Y lo normal es que los niños tengan derecho a hacerse fotos con sus amigos. No atenta contra el honor ni la intimidad de nadie”.
El psicólogo cree también que se tiene que tener en cuenta la opinión de los niños: “Hay que ver qué edad tiene el chico para ver si se le hace caso a él o al padre”. Y es que, tal como explica la LOPD, la decisión sobre la imagen personal pasa a ser del menor cuando cumple 14 años.
Los padres se sienten responsables de su bienestar y quieren percibir que controlan dónde aparecen sus hijosLo que parece claro es que Internet ha creado un problema dónde antes no lo había. Según explica Silvia Álava, psicóloga clínica especialista en infancia, “antes se revelaba una foto y se la enseñaba a quien quería verla. Ahora la puede ver todo el mundo y se pierde el control sobre ella”. A la psicóloga le parece razonable que los padres sepan qué fotos de sus hijos están colgadas en Internet: “Hay padres que son muy permisivos con las fotos que sus hijos suben a Internet, pero hay otros que no quieren que los suyos figuren en la red. No es tanto que al niño le puede hacer daño esto, pero los padres se sienten responsables de su bienestar y quieren percibir que controlan dónde aparecen sus hijos”.
El problema suele ser siempre el mismo. Si un solo padre se queja es demasiado complicado permitir que haya fotografías en las que no aparezca un niño en concreto y los centros optan por cortar el grifo del todo. A Urra no le parece razonable, y cree que los centros deberían permitir que los niños sigan haciendo fotos sin que salga este niño, pero Álava advierte que “un niño no va a entender por qué el resto de sus compañeros pueden hacerse fotos y él no”. Quizás, y tal como dice Urra, deberíamos relajarnos y “no hacer de todo un problema”.
FUENTE:El Confidencial