El presente texto requiere una aclaración: veo muchas series policiacas gringas. Luego entonces, estoy convencido de la utilidad de las herramientas científicas y tecnológicas para resolver los delitos.

Como las videocámaras.

De esas que tenemos mil 100 en las zonas urbanas el estado de México —Huixquilucan, Toluca, Naucalpan, Cuatitlán Izcalli, Tlalnepantla, por mencionar algunos de los 16 municipios— pero que parece que no sirven. O que son útiles a voluntad de los operadores, de los policías o de las autoridades. Pero que en general han sido ineficientes. Ejemplos sobran, pero basten dos: el asesinato de Enrique Salinas de Gortari y los balazos contra un autobús escolar el pasado lunes.

En mis series de televisión favoritas —CSI, NCIS o La ley y el orden— las cámaras de vigilancia hubieran servido para identificar a los responsables; saber las placas, modelo y color de los automóviles utilizados en esos delitos, y reconstruir el crimen. Pero en los casos referidos y otros más —a la hora de demostrar—, no sirvieron para nada.

Las videocámaras han sido un gasto vano. Una red en 16 municipios cuyos resultados  hasta ahora son cuestionables, y cuyo costo-beneficio es cero o menor que cero.

Soy lego en materia de videovigilancia, pero supongo que el funcionamiento de una cámara en Nueva York o Miami es igual en México. Probablemente lo que haga falta son operadores gringos. O a lo mejor es que mi credulidad es demasiada o, como dije, es que veo mucha tele.

FUENTE: diarioportal.com