La tecnología HD (High Definition) llegó a las cámaras de videovigilancia. Éstas permiten observar en forma simultánea la vista panorámica y los detalles de una escena, tanto sea en vivo como en diferido. Las nuevas cámaras consiguen además leer números y ver detalles que se escaparían a los propios ojos con 20/20.

Seguramente esta nueva aplicación dé una buena mano al combate de nuestras "malas costumbres".

Teniendo en cuenta las dificultades que está teniendo nuestra Policía, parece buena cosa incorporar esta tecnología en particular, que sin dudas mejoraría la gestión de identificación y comprensión de un incidente. Estas cámaras no tienen nada que ver con las convencionales de CCTV (circuito cerrado de televisión). Son de alta definición. El nivel de detalle que consiguen es inaudito. De todas formas esta movida está en pañales en nuestro país.

El problema principal es el soporte analógico y la disponibilidad de equipos, ya que la mayoría de la empresas proveedoras tienen aún buen stock. Es difícil disponer en plaza de equipos digitales. Recordemos que la tele y la foto ya migró. En el mundo, el 25% de la videovigilancia se realiza a través de red IP. Es interesante destacar que la instalación de cámaras analógicas es más compleja que las digitales, más cara y los resultados son incomparables. Ya están en el mercado de la videovigilancia, cámaras que permiten una resolución de hasta 16mp, resolución equivalente a 50 cámaras analógicas. Las tomas realizadas con cámaras digitales, permiten realizar un zoom efectivo sin que aparezca el efecto de pixelado.

Por otro lado las cámaras de HD pueden operar con muy poca luz y además los tamaños se han reducido mucho, permitiendo camuflarlas efectivamente.

Esta nueva tecnología aplicada al control ha conseguido fusionarse con otras efectivas herramientas permitiendo que vivamos de forma más segura.

El control del tránsito a través de cámaras convencionales de CCTV no ha sido del todo efectiva. Resulta difícil registrar un número de matrícula de un vehículo que se encuentra a más de 50 metros. La definición de estas cámaras a corta distancia es buena, pero cuando ya hay algunos metros es imposible identificar de forma precisa el vehículo. Y si se trata de multar o fiscalizar, es necesario tener certezas. La comuna británica cobra a los señores automovilistas una tasa de circulación. Si usted pasea por Trafalgar Square en su Aston Martin Vanquish deberá pagar. Pero no hay ningún tipo de peaje ni tique en dispensador. Son cámaras de alta definición que toman el número de matrícula de su automóvil, los interpreta y lo asocian al propietario con su respectiva dirección. Le envían por correo el voucher de la tasa. Todo de forma automática. Lo mismo sucede con el control de velocidad.

En las principales capitales esta gestión se hace sin la intervención de funcionario alguno. Una de las formas es el promedio de velocidad entre peajes o puntos de control. Si usted recorre la distancia entre dos peajes que es de 100 kilómetros en tan solo media hora, recibirá una multa de forma automática por haber circulado a más de 200 kilómetros a la hora. La otra forma de control es con cámaras de alta definición, radar y sensores volumétricos. Esta combinación es imbatible. El radar y los sensores determinan el exceso de velocidad, la cámara de alta definición toma la matrícula y envía la información por radio a quien más la quiera. Las multas se efectivizan sin necesidad de policías y/o inspectores de tránsito.

Estas unidades autónomas valen entre 20.000 y 100.000 euros. En nuestro país se pagarían solas. Gracias a las multas y al prescindir de funcionarios fiscalizadores en un ratito tendríamos para cuatro o cinco de estos incorruptibles dispositivos.

FUENTE: www.elpais.com.uy