En septiembre de 2009, en medio de los escándalos por las chuzadas, el gobierno de Álvaro Uribe propuso liquidar el DAS y reemplazarla por una agencia central de inteligencia. Uno de los motivos por los que un año después esto aún no ha ocurrido es porque no saben qué hacer con más de dos mil detectives que tienen mucha información delicada.  

Juan Manuel Santos fue el primero en proponer públicamente la liquidación del DAS, como respuesta al escándalo de las chuzadas, en febrero de 2009. "(El DAS) requiere una cirugía profunda (...) el paciente está demasiado enfermo y de pronto es mejor darle cristiana sepultura", dijo en ese momento desde la Embajada de Colombia en Washington. Hacía pocos días el presidente Uribe había nombrado al actual director del DAS, Felipe Muñoz, quien es de la confianza de Santos y venía de ser Superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada. En palabras de Rafael Pardo, Santos había puesto en el DAS a una ficha política suya. Y tanto Muñoz como Santos estaban de acuerdo en acabar la entidad.

Pero el portavoz de Palacio, César Mauricio Velásquez, afirmó que era mejor reformar el DAS y no eliminarlo: “Ese organismo es importante. Es necesario dentro de la democracia (...) Hay que reforzarlo, hay que purificarlo”. En ese momento se inició un debate público, que rápidamente murió y quedó la sensación que para el gobierno no era necesario reformar la entidad.

Sin embargo, en pocos meses el panorama cambió. Con la apertura de la investigación al secretario general Bernardo Moreno por parte de la Procuraduría, los testimonios de directivos del DAS y la confesión de Jaime Fernando Ovalle, coordinador del grupo G3, creado precisamente para chuzar, Uribe decidió cogerle la caña a Santos y liquidar el DAS.

En septiembre de 2009 anunció su nueva posición, para lo que inicialmente dio un plazo de tres meses. Y el mes siguiente presentó un proyecto de ley para eliminarlo y crear una nueva entidad más pequeña.  Pero inmediatamente surgieron voces en el Congreso que se oponían a la liquidación, porque a su juicio era una manera de enterrar las investigaciones por las chuzadas o porque atentaría contra los derechos de los trabajadores del DAS. Y el proyecto se hundió en mayo de 2010.


Después del cambio de gobierno, la intención de liquidar el DAS se mantuvo. Pero la estrategia cambió. El Ministro de Interior, Germán Vargas Lleras, incluyó la liquidación del DAS y la creación de una nueva entidad en el proyecto de separación de los ministerios que Uribe unió en 2003. Aunque no lo hizo de forma directa, porque en el texto del proyecto no se menciona el tema, Vargas señaló que las facultades especiales que se le otorgarían al Presidente para liquidar, fusionar, escindir y crear entidades, podría ser aplicada al DAS. Es decir, de aprobarse el proyecto como va, la decisión de liquidar o mantener la entidad, de reformarlo o dejarlo tal cual, queda en manos del gobierno de Santos.

¿QUÉ HACER CON LOS QUE SABEN DEMASIADO?

El principal problema de liquidar el DAS es qué hacer con sus detectives, que saben demasiado como para terminar a la deriva.

Cuando Santos propuso la eliminación de la entidad, según Semana, “dejó claro, sin embargo, que esa nueva institución debería contar con la participación de muchos integrantes del DAS que tienen experiencia y no se han visto involucrados en problemas graves”. Es decir, separar las manzanas podridas de las manzanas sanas. Pero también abrir la puerta para que quienes tienen información especialmente neurálgica no queden desamparados y puedan ser tentados por grupos al margen de la ley o por otros países.

Además, cuando el ex presidente Uribe anunció su intención de liquidar el DAS, los funcionarios reaccionaron rápidamente. Un grupo de ellos se reunió y creó un sindicato, la Asociación de Servidores de Seguridad del Estado (ASES), que oficialmente existe desde el primero de octubre de 2009. Francy Helena Villegas, la presidenta de ASES, le explicó a La Silla Vacía que su misión principal ha sido evitar que se liquide la entidad. Ha propuesto, más bien, una reestructuración. Y no ha estado sola: los pensionados también han protestado.

Aunque no todos los trabajadores del DAS son detectives, ni lo son todos los miembros del sindicato, ellos son el tema clave y la mejor carta del sindicato. Según dos expertos en seguridad consultados por La Silla Vacía, la información y las capacidades que tienen pueden ser un riesgo para el Estado, si terminan al servicio de intereses equivocados. El entrenamiento en inteligencia y contrainteligencia, los contactos en el bajo mundo y en grupos al margen de la ley, el conocimiento de cómo se puede vivir con identidades falsas y todas las demás habilidades propias de espías y analistas son las que, a juicio de los expertos consultados, debe temer el Estado. Además de lo que saben.

Mientras otros sindicatos amenazan con irse a huelga, en el DAS el riesgo mayor está en lo que pueda pasar después. Lo que preocupa es la venta de información confidencial y la pérdida, en manos de enemigos estratégicos del Estado, de un capital humano experto. Por eso ASES tiene la capacidad de poner al gobierno a pensar.

 

FUENTE: www.terra.com.co