El consumo de alcohol en nuestra comunidad no es solo un problema de orden público cuando es causa de problemas en lugares públicos, como bares, restaurantes e incluso bodegas. Lo es también y a veces más grave cuando es causa de conductores ebrios que causan accidentes o lesiones fatales. No hace mucho condenaron a un hispano que causó la muerte de un policía en el condado de Suffolk, y hace unos días una mujer del mismo condado se declaró culpable de un accidente donde su menor hija, de 3 años de edad, quedó paralizada y dependiente de un respirador. Recuerdo que cuando el ex ejecutivo de Condado de Nassau llegó a publicar el controversial “Muro de la Vergüenza”, se leían muchos nombres hispanos que eran arrestados en estado de ebriedad y cuyo porcentaje semanal nunca bajó durante el tiempo que duró la polémica lista. ¿Qué efecto tuvo? Nunca se supo. Aunque algunos sinvergüenzas se jactaban de que su foto aparecía en la lista, y lo enseñaban como forma de identidad. Pero hoy en día, a través de los reportes policiales de los casos donde hay muertos o heridos causados por conductores ebrios, los apellidos hispanos aparecen con frecuencia. ¿Hasta cuándo? Sí hemos adoptado una sociedad para vivir, respetemos no solo sus leyes sino también seamos más responsables con la vida de los demás.

¿Dónde están los líderes en Suffolk? Con frecuencia solemos criticar a la enorme comunidad hispana en general, y salvadoreña en particular, que reside en el Condado de Nassau, por su apatía en la participación política y falta de representatividad en puestos electos por el voto popular. Sin embargo, la misma comunidad en el vecino Condado de Suffolk no se queda atrás. Peor aún, a pesar que son numéricamente más que en Nassau, cuando de repente ha aparecido una oportunidad, actúan como el cuento de los cangrejos en la olla. En los medios de comunicación aparecen más en las noticias policiales, tanto como acusados así como víctimas, pero nunca al frente de algún movimiento importante que traigan cambios positivos a la comunidad en general. Y lo más penoso es que ya hay una segunda generación, en gran parte nacida aquí, que parece igualmente apática políticamente como la primera. Si algo debemos aprender de los afro-americanos en este país es que sólo unidos, como durante los Movimientos de los Derechos Civiles, podemos hacernos respetar y lograr avances concretos. Y sí pensamos que siendo ciudadanos o residentes, nos vale 0 nuestros paisanos indocumentados, no únicamente somos unos vulgares egoístas sino que somos incapaces de ver los difíciles tiempos que vendrán poco a poco.

Desierto de ideas. Para quienes venimos del Sur y hemos vivido tiempos difíciles en nuestras tierras, nos cuesta creer cómo en una sociedad del Primer Mundo, como es este país, la gente sea incapaz de reaccionar en estos tiempos de profundas transformaciones, en tanto que dejamos que el destino de nuestras vidas y de las futuras generaciones sean decididos por un puñado de súper ricos y un complejo industrial/militar de seguridad de cabezas invisibles. Hace seis años José Saramago, Premio Nobel de Literatura, ya lo advertía: “Nosotros vivimos en lo que se puede llamar hoy, sin ninguna exageración, un desierto de ideas. No hay ideas, no hay ideas nuevas, no hay ideas que movilicen, no hay ideas que hagan levantarse a las personas de su resignación, pues todos nos hemos resignado a una especie de fatalidad que no acepta cambios. Pero las ideas tampoco nacen así como así, es la propia sociedad la que tiene que generar eso, y, cuando ocurra, empezaremos a hacer algo”.

Recortes y el negocio de la seguridad privada. Uno de los efectos más críticos de los recortes de los gobiernos estatales en los servicios públicos, en estos tiempos de crisis fiscal, tiene que ver con la seguridad. Ya en algunos pueblos de Nueva Jersey se han despedido a policías y la gente en estas comunidades está preocupada por un aumento de la criminalidad. Frente a todo esto ¿cual sería la solución a mediano y largo plazo? Con la crisis fiscal sin luz al final del túnel, lo más probable es que, para resguardarse en cierta medida, la gente, en particular los negocios, comenzarán a recurrir a métodos de seguridad privada y, muy probablemente, a adquirir armas para su autodefensa. Así las cosas, esto solamente alimentará el panorama del caos social que algunos ven en la Tercer mundialización de la clase media y baja de este país. ¿Y quiénes se beneficiarán de todo esto? Los dueños de la mega industria de seguridad y armas, por supuesto.

JFK y la tarea de la Prensa. Cuando se escribe a cabalidad, la tarea de la Prensa no es fácil. Es un compromiso difícil porque no trata de complacer a nadie. Y hace casi cincuenta años, el entonces presidente John F. Kennedy lo dijo muy diáfanamente cuando, ante un auditorio en el Hotel Waldorf Astoria compuesto por editores de los periódicos estadounidenses, dijo: “Nuestra prensa fue protegida por La Primera Enmienda –la única empresa en América específicamente protegido por la Constitución–, no precisamente para que deleitara o entretuviera, ni para que enfatizara lo trivial y lo sentimental, y no para simplemente “dar al público lo que éste quiere”, sino para informar, para provocar, para reflejar, para pronunciar nuestros peligros y nuestras opciones, para indicar nuestras crisis y nuestras oportunidades, para liderar, moldear, educar y a veces, inclusive, para agitar a la opinión pública”.

 

FUENTE: tribunahispanausa.com