Había algo que le llamaba la atención pero no alcanzaba a darse cuenta de qué era. Lo miró, lo miró durante algunos segundos más y tuvo la sensación de que algo andaba mal. 

Pero cuando por fin cayó en la cuenta ya era tarde. Ese hombre que ahora le apuntaba con un arma de fuego no se había sacado el casco desde que bajó de la moto azul y luego traspasó la puerta de acceso con el rostro tapado. 

Así comenzó el viernes, poco antes del mediodía, un espectacular asalto en la empresa constructora Tensolite, que terminó con los delincuentes escapando con más de $ 220.000 en sus alforjas.

El hecho trascendió recién ayer. Según informaron fuentes policiales y de la misma empresa que pidieron no ser identificadas, el atraco duró no más de siete minutos.

Tensolite es una de las fábricas más grandes de productos premoldeados y pretensados de hormigón de la provincia, y tiene sucursales en Catamarca y en Córdoba. 

La sede está ubicada a metros del kilómetro 1.298 de la ruta 9, en Los Pocitos.



Dinero extra

Las personas consultadas advirtieron que los obreros debían cobrar una diferencia en su sueldo, que sería abonada directamente en la empresa. Por eso eran varios los que estaban expectantes para poder llevar unos pesos extras a sus casas.

El reloj marcó las 11.55 cuando la moto azul estacionó frente a la empresa. No se trataba de adivinar el horario, sino que toda la incursión de los delincuentes quedó filmada por las cámaras de seguridad internas. 

Los dos hombres, bien vestidos, descendieron del rodado. Uno estaba con el casco puesto. 

El otro llevaba un morral de tela. Ni bien traspusieron la puerta de acceso (estaba abierta ya que algunos empleados estaban saliendo a comer), amenazaron al encargado de la portería y a uno de los agentes de seguridad privada. 

Luego cerraron la puerta y obligaron a los dos hombres a caminar hacia la tesorería. En el camino se encontraron con otro miembro de seguridad privada, que llevaba una itaka. 

Sin darle tiempo a nada lo amenazaron con sus armas y le quitaron la escopeta. Llevando a los tres rehenes, ingresaron a la oficina.

"Actuaron sobre seguros. Ninguno de los dos dudó ni un instante y sabían bien lo que tenían que hacer. Fue una ’entregada’, de eso no hay duda", le explicó uno de los empleados. 

"A uno le pegaron un cachetazo, pero los tipos no estaban nerviosos. Eran profesionales. Hasta parecían que sabían que los estaban filmando, pero no les importó", explicó otro al ser consultado.

Amedrentados

Dentro de la tesorería había entre 12 y 12 personas. A los gritos, los asaltantes les ordenaron que se tiraran al piso. Alguno de ellos no obedecieron en el acto, tal vez asustados por la situación, por lo un disparo resonó en el aire. 

El proyectil se incrustó en el techo. Rápidamente uno de los delincuentes se acercó a la mesa y, mientras el otro vigilaba que nadie se levantara, cargó todo el dinero en el morral. 

La Policía informó que, según la denuncia, los delincuentes se apoderaron de $220.000. No quisieron nada más. No perdieron el tiempo ni con celulares ni con efectos personales de las víctimas. 

Luego de gritar que si alguien los seguía iban a matarlo, los dos delincuentes cerraron la puerta de la oficina y caminaron rápidamente hasta la salida. Subieron a la moto y desaparecieron.

Los empleados, cuando reaccionaron, corrieron y llamaron a la Policía. Pero ya era tarde.

Personal de la Unidad Regional Norte y de la Dirección General de Investigaciones comenzó a trabajar en el caso. Y la principal prueba con la que cuentan es el video de las cámaras. 

Uno de los delincuentes aparece claramente. Se ve su rostro en varios pasajes de la filmación. Del otro pudieron obtener sólo una descripción, ya que no se había sacado el casco. 

Este detalle llama mucho la atención de los policías. Están seguros de que el delincuente prefirió ocultar su rostro ya que sabía que podrían reconocerlo. Por eso creen que es el "entregador".

Personal de Criminalística secuestró la vaina de la bala y lo que quedó del proyectil que disparó uno de los asaltantes para poder hacer una posterior comparación. Por la forma en la que hablaron, también creen que son tucumanos.

Los protocolos de acceso

La Policía advirtió que la mayoría de las empresas grandes de seguridad tienen rígidos protocolos de entrada y salida. 

Por eso les llamó la atención que los hombres hubieran podido ingresar en Tensolite con tanta tranquilidad. 

Ese dato también les hizo sospechar que hay un "entregador", ya que sabían que la puerta estaría abierta para que los empleados salieran a comer.

 

FUENTE: www.contexto.com.ar