Los asesinos del taxista queretano fueron detenidos a 72 horas de haberse cometido el crimen. Uno de los confesos es menor de edad y otro es oficial de una empresa de seguridad privada en ese estado. Hay un cuarto que falta por capturar.

La historia fue revelada por cada culpable, quienes debido a su adicción al PVC, fácilmente "cantaron" a los agentes de la Coordinación de Investigación.

Carlos Pérez Plasencia, de 19 años, vecino del Dextho de Victoria, andaba el viernes drogado, blandiendo un machete con el cual se introdujo a una casa ajena. Lo reportaron a la Policía Municipal, pero no lo encontraron a las 18 horas que lo buscaron.

A las 21 horas fue aprehendido y llevado a las galeras, donde al saberse en manos de los uniformados empezó a confesar el crimen.

Su hermano Ricardo es oficial privado en Querétaro, allá se reunieron el resto de la banda: un adolescente de 15 años, vecino de Boxaxni, y Francisco "N".

Los cuatro planearon que el primer taxista que vieran lo asaltaban.

Para mala suerte, Jesús Hernández Piña, de 40 años, en su auto de alquiler, cruzó el camino y lo abordaron.

En ese lugar lo golpearon y encajuelaron, el cómplice prófugo manejó la unidad marca Nissan, tipo Tsuru, rumbo a Hidalgo.

En Huichapan se les ponchó una llanta, pero no encontraron la herramienta y refacción para cambiar el neumático.

Abren la cajuela y le exigen al taxista diga dónde podían encontrar lo necesario y reparar la llanta; como no revela nada Jesús Hernández, le pegan en la cabeza con un extinguidor.

Al no responder, cada asesino toma un desarmador y lo pican en distintas partes del estomago y pecho.

Logran cambiar la rueda y siguen su viaje a Ixmiquilpan, donde la mañana del jueves, compran en un Oxxo cervezas.

En un lavado de autos piden, sin que abran la cajuela, limpien el taxi, porque presentaba manchas de sangre, ahí los deja Francisco "N", y llegan los otros 3 a Actopan; adquieren 3 botes con PVC y deciden ir a Tula para vender el Tsuru por partes.

En Francisco I. Madero se percatan que hay policías en la carretera y desvían su ruta para volver al Dextho, donde viven los hermanos Pérez Plasencia.

Como no saben qué hacer con el cadáver y el taxi, optan por quemar todo.

Embarran PVC en asientos del vehículo y cada uno toma un cerillo y le prenden fuego.

Con la tranquilidad que les permitió la impunidad, se van a sus casas.

Carlos Plasencia, bajo los influjos del solvente, tomó un machete porque iba a cortar nopales, cuando lo detuvo la Policía Municipal.

A su hermano, el sábado mismo que localizaron el taxi calcinado con el cuerpo del ruletero en la cajuela, fueron los agentes investigadores por él a Querétaro.

Éste quiso lavarse de culpa y dijo a los agentes que los otros 3 mataron al chofer.

El menor de edad, habitante de Boxaxni, fue quien mejor relató lo sucedido.

Después de las 18 horas de anteayer, se presentaron Elda Hernández Piña y José Antonio Mauricio Hernández, hermana y cuñado del occiso, en la agencia del Ministerio Público de Actopan.

Ante el agente en turno, Marcos Morales de la Cruz, identificaron a su pariente, como consta en la averiguación previa 9/III/380/2011.

Ellos, el miércoles, a las 22 horas, esperaban el regreso de Jesús Hernández; como no llegó, acudieron al MP de Querétaro a denunciar su desaparición.

La movilización policiaca desplegada el sábado por la tarde rindió resultados, al capturar al asesino de 15 años y al agente de seguridad privada. Falta uno.

FUENTE: www.oem.com.mx