En Chihuahua, más del 50% de las empresas de seguridad privada que existen carecen del registro en el programa nacional de seguridad, además de que no capacitan ni equipan a los elementos por cuyos servicios cobran cifras millonarias a las dependencias mientras que a ellos les pagan salarios mínimos. Así lo señaló en entrevista Antonio, quien labora como guardia de seguridad desde hace varios años y asegura, que su tarea se ha convertido en un trabajo de alto riesgo, ya que, continuamente se enfrentan a hechos y personas violentas.

Asegura que en ese trabajo no se tiene garantía ni prestación de ningún tipo excepto el pago de 1,300 pesos cada diez días y el servicio médico del seguro social pero, la mayoría debe pagar su uniforme, no cuenta con equipo para defenderse en caso necesario y por supuesto no tienen un seguro de vida. El uso de armas, está prohibido. La única herramienta que tienen a la mano es un tolete, un bote de gas lacrimógeno y un par de esposas.

Las amenazas, dice Antonio, son una constante en su trabajo pero también las invitaciones de los miembros del crimen organizado para que se unan a sus filas; el reclutamiento es descarado, dice, porque a veces se hace inclusive a través de los medios de comunicación.

Sin embargo, agrega, es difícil dejar el trabajo porque no hay muchas opciones de empleo y “si les toca pues les toca y ya”. Cada día –continúa- salen al trabajo pero no saben si regresarán o no porque el día se convierte en un juego de azar en el que pueden salir perdiendo. Asegura que continuamente son testigos involuntarios de actos delictivos que se cometen con la anuencia de elementos policiacos y no pueden decir nada porque al momento reciben amenazas diciéndoles que saben quienes son y dónde están.

“El 60% de la policía está inmiscuida con los delincuentes y ellos lo saben; la seguridad es solo una pantalla”, dice.

¿Que si tengo miedo? -cuestiona y responde casi a la par-, “claro que tengo miedo por mi familia más que por mí”

FUENTE: eldiariodechihuahua.mx