Seguridad con tecnología biométrica
Como en las películas: una tecnología alternativa permite reconocer rasgos de una persona, siendo uno de los más conocidos el escaneo de las huellas digitales, que ahora salta a cada característica del rostro

 

Hoy en día las clásicas llaves de bronce que utilizamos para abrir las puertas se están volviendo obsoletas: son fáciles de copiar y las cerraduras mecánicas ya no proporcionan una razonable confianza. Por otra parte la delincuencia dispone de herramientas cada vez más sofisticadas, motivo por el cual se ha hecho imprescindible proteger la propiedad privada con sistemas novedosos y difíciles de vulnerar.

La “biometria ” es una tecnología que permite realizar una lectura de los rasgos de cada persona como la huella digital, las características del iris, los patrones físicos del rostro o de las venas son utilizados para diseñar protocolos avanzados de seguridad.
Victoria Paolino de TodoSoft, empresa pionera en sistemas de seguridad biométrica y electrónica, señalaba a El Observador que “frente a la tecnología convencional de las cerraduras mecánicas, la tecnología biométrica no es transferible y no se pierde, solo yo entro a mi casa”.

Hasta hace pocos años estos sistemas sólo estaban disponibles para las grandes empresas, pero ahora, con los adelantos de la tecnología informática y de los procesadores, se han comenzado a popularizar y es posible adquirirlos en plaza para maximizar la seguridad tanto de casas comerciales como de hogares.

Un sistema imposible de engañar
Uno de los sistemas biométricos más utilizados consiste en el escaneo de las huellas digitales. Se conoce con el nombre de Master-Slave y consiste en un panel que se instala en el interior de la casa y un pequeño artefacto (lector de huella) que se coloca en la puerta.
El aparato escanea cualquier dedo de la mano y compara la información con una base de datos.
Si la huella pertenece a uno de los miembros del hogar la puerta inmediatamente se abre.

“Estos equipos tienen un alto rendimiento costo-beneficio y están siendo utilizados ampliamente a nivel empresarial –señaló Carlos Capano, asesor comercial de la empresa-, TodoSoft tiene más de 500 clientes y cincuenta mil personas que marcan con este sistema tanto en empresas públicas como privadas”.

Cuando consultamos sobre la posibilidad de engañar al equipo, Paolino recordó un caso de hace varios años atrás cuando en una compañía estatal un funcionario hizo un molde del dedo con silicona. Cuando faltaba al trabajo sus compañeros pasaban el molde por el escáner engañando a la maquina.

En la serie Mithbusters de Discovery Channel se hacía una fotocopia del pulgar que era leída y autenticada por el escáner. Paolino nos contaba que probó todas las técnicas para engañar las maquinas que ellos comercializan: molde de goma, fotocopia, impresión de la huella en tinta, chicle, pero fue imposible.

“La razón es que trabajamos con una tecnología que ha avanzado muchísimo –nos dice- es como comparar una PC de hace 10 años con una de ahora. Hoy los lectores de huella utilizan algoritmos matemáticos que tienen miles de puntos de referencia, el escáner realiza una lectura de la profundidad e intensidad de la huella”, lo que seguidamente demostró con uno de los equipos al oprimir la placa del escáner en diferentes ángulos y con diferente intensidad. “Para engañar a la maquina se debería hacer una copia en tres dimensiones de la huella, exacta en cada detalle, algo que es imposible”.

Los equipos más sofisticados
Pero sí queremos elevar aún más el estándar de seguridad podemos utilizar un sistema de reconocimiento facial. Se trata de un escáner que analiza todas las características del rostro de una persona (profundidad de la boca, distancia entre los ojos, prominencia de los pómulos, etc) y en base a eso genera una imagen tridimensional que es almacenada en un banco de datos. Cuando la persona se acerca al panel “master”  un escáner infrarrojo lee sus características faciales y si coincide con la imagen almacenada en el banco de datos permite el acceso a la propiedad o autoriza al funcionario en una empresa.

Según Carlos Capano, las empresas que compraron el producto y realizaron un correcto enrolamiento de sus empleados (escaneado tridimensional de la cabeza) nunca tuvieron ningún error ya que las características biométricas son únicas en cada individuo. Por otra parte el sistema reconoce a las personas con independencia de sus características físicas secundarias como el uso de bigote o barba o el largo del cabello.

Los precios oscilan entre los 500 U$S para el equipo más sencillo hasta los mil dólares los más sofisticados

FUENTE:El Observador