El pago por vigilancia privada, instalación de alarmas vecinales, utilización de silbatos, distintivos con calcomanías en las entradas de las puertas, así como la colocación de mantas con advertencias a los delincuentes, son parte de las acciones que vecinos de algunas colonias han debido implementar ante los constantes delitos en sus asentamientos, mismos que según dicen, permanecen expuestos ante el abandono de las autoridades policiacas.

“A todos los delincuentes eviten operar en esta colonia o aténganse a las consecuencias”; “¿Vas a robar? Piénsalo bien, tenemos sistema de alarmas; vecino vigilante”; “Señor gobernador, los vecinos de esta colonia necesitamos seguridad” y “Exigimos seguridad para nuestros hijos”, son algunas de las demandas exhibidas en anchas lonas que penden en esquinas y postes de algunas colonias de la capital michoacana.

Félix Ireta

A cuatro años de que los vecinos de la colonia Félix Ireta exhibieran varias mantas en demanda de seguridad a las autoridades, y que tras organizarse buscaran garantizar por su propia cuenta la salvaguarda ante los constantes delitos, Lilia Ayala Solís, ama de casa e integrante del comité vecinal constituido en ese asentamiento, asegura que el índice de robos y otros delitos no ha disminuido.

“Estamos en el abandono, en los hechos las autoridades siguen sin garantizarnos seguridad ya ni siquiera al interior de nuestras casas, menos aún en la calle; pero no se preocupen”, advierte, “nosotros nos las hemos arreglado, porque afortunadamente nos hemos organizado y no vamos a permitir abusos, si los hampones se meten con nosotros, que se atengan a las consecuencias”, sentenció la mujer, quien asegura haber sido testigo de varios atracos contra vecinos.

En la Félix Ireta, colindante con el Conjunto Habitacional Virreyes y Condominio Planetario, el delito por excelencia es el robo, asegura Lilia Ayala.

“Robos de vehículos, asaltos a mano armada en negocios o a peatones a plena luz del día, de noche o madrugada; aunque a meterse a las casas ya no se atreven igual que hace algunos años”, explica mientras muestra la alarma vecinal que se activa cuando es forzada alguna cerradura o cuando se ejerce mucha fuerza en alguno de los accesos.

“Estas alarmas las compramos nosotros mismos, las autoridades ni siquiera nos han venido a dar una vueltecita”, acusa el ama de casa, quien cuestiona que el pago de los impuestos, razón que esgrime para aducir que las autoridades deberían garantizar la seguridad de los habitantes, “no es justo que además de todo lo que pagamos, tengamos que andarla haciendo de policías nosotros mismos, la seguridad es un derecho fundamental”, subrayó.

La vecina explicó que a raíz de los constantes robos que asegura se han agudizado en los últimos tres meses, los vecinos mantienen una buena comunicación que los llevó a la conformación de un comité vecinal a fin de protegerse.

“Tenemos nuestra presidencia, secretarios y vocales, estamos tan organizados que aquí los maleantes ya lo piensan tres veces”, se jacta la mujer, al traer a cuenta que la consolidación de la confianza entre vecinos no ha sido sencilla:

“Hemos tenido infinidad de reuniones, ponernos de acuerdo no siempre ha sido lo más sencillo, pero dado que hay mucha necesidad y por ende disposición, estamos en pie para defendernos a nosotros mismos”, narra al hacer las cuentas:

“Casi mil pesos gastamos en cada lona, y fueron cinco, más las fotocopias para plantear los puntos a tratar en cada reunión a que convocamos, más los silbatos que cada vecino tiene en casa para alertar si está siendo atacado, más las alarmas, saque cuentas”, invita.

Pese a la organización vecinal de que habla Lilia Ayala, asegura que no existe relación con los comités que dependen de la Dirección de Participación Ciudadana. “Aquí nunca han venido a conocer nuestra problemática, además si ellos hacen lo mismo, si resulta que los vecinos tenemos que cuidarnos nosotros mismos, pues todo parece indicar que nos les adelantamos, porque aquí, debido a nuestra necesidad, lo hemos venido haciendo desde hace mucho tiempo”, dijo.

En la Félix Ireta los rondines policiacos de vigilancia han terminado por desaparecer, asegura la vecina. “Parece que ya se acostumbraron a que todo depende del velador o de que tengamos que pagar seguridad privada, como de hecho hacemos”, cuestiona.

Lilia Ayala insiste en que los vecinos están organizados, “seguramente por eso creen que ya no los necesitamos”, hecho que cuestionó al recordar que “tan morelianos y seres humanos somos los ciudadanos de esta colonia, como son los familiares de los altos funcionarios del gobierno, a quienes incluso se les custodia a fin de que no sean víctimas de algún atraco”, dijo.

Colindancias con Torremolinos

En el Fraccionamiento Carlos María Bustamante, las mantas colocadas por los propios vecinos con la exigencia de seguridad no son un evento novedoso. Hace cuatro semanas vecinos de este asentamiento consensuaron viable la colocación de varias mantas sobre las principales calles de la colonia, donde manifestaban su inconformidad por los constantes robos y asaltos, al tiempo que exigían vigilancia y presencia policial.

“Al menos unas dos patrullas les pedíamos, o ya por lo menos apoyo para contratar más veladores”, explicó Artemio Contreras Méndez, vecino de la colonia, quien asegura que el número de robos ha ido en incremento en los últimos meses sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.

“Nos acercamos al encargado del orden, pero él era de los menos constantes en nuestras reuniones; buscamos apoyo en el Ayuntamiento, y nos mandaban con él, entonces nos desesperamos, porque tras cada robo, ir a presentar una denuncia a la Procuraduría, era otro martirio burocrático”, explica el vecino de la colonia desde hace quince años.

Cuestionado sobre las acciones que implementaron para la autoprotección, Artemio Contreras dice que en esa colonia, popularmente conocida como Rinconada del Valle, se organizaron con vecinos del Fraccionamiento Jardines de Torremolinos y José de la Huerta, dado que en ese asentamiento los robos ya eran como “la cosa más cotidiana”, ironiza.

“Producto de nuestras reuniones es que elaboramos un directorio de vecinos, nos conocemos y conocemos a nuestros hijos, y como no todos tenemos alarmas, estamos haciendo cooperaciones para implementar una red de alarmas vecinales, que hemos sabido que resultan más efectivas”, dice.

A juicio de Artemio Contreras, el costo de la seguridad en su colonia es muy elevado, y considera que las autoridades no toman esa responsabilidad que les corresponde.

“Es el colmo”, expresa al calificar de inaudito que los propios ciudadanos sean quienes deban hacerse cargo de la vigilancia, sumado a las altas contribuciones: “Aquí hemos tenido que pagar hasta seguridad privada, cada vecino paga al mes aproximadamente 500 pesos; la última vez que se metieron a una casa, simplemente la vaciaron, son profesionales”, advierte.

Lomas del Valle

Colindante con los asentamientos Agustín Arriaga Rivera, Indeco y Valerio Trujano, en Lomas del Valle el elevado índice de hechos delictivos también llevó a los vecinos a defenderse por su propia cuenta, para lo cual la colocación de mantas de advertencia a malhechores es sólo parte de la estrategia.

El exhorto a los delincuentes no puede ser más claro en la esquina de la calle Loma Blanca, donde la casa habitación de Mireya Carvajal Maldonado asemeja una fortaleza, la que para garantizarse seguridad fue rodeada de malla ciclónica, navajas y alambres tipo púas que no apetecería pretender librar ni el ladrón más hábil.

“No nos quedó de otra”, explica la profesora, al hacer una relatoría de su amarga experiencia en un intento de robo al interior de su casa, atentado que desequilibró su sentimiento de seguridad, al haber sorprendido in fraganti a un extraño que terminó por ser atrapado pese a que intentó huir de un salto desde el segundo piso.

“Desde entonces, no estamos tan tranquilos en mi familia, y cada auto sospechoso, cada persona ajena a la colonia, cada movimiento extraño, es un llamado de alerta para nosotros mismos, no tanto para las autoridades, pues hemos llegado a creer que estamos solos”, expresa convencida.

A decir de Mireya Carvajal, en Lomas del Valle los delitos más comunes son los robos a casa-habitación, aunque reconoce que se habla también de asaltos a transeúntes. “Siempre ha sido lo mismo, por acá estamos olvidados de la policía, usted nunca verá una patrulla haciendo rondines de vigilancia”, asegura.

El letrero que apostó en la fachada de su domicilio es una advertencia a los ladrones. “Que ni se a atrevan a pretender robar aquí, porque los vecinos ya estamos organizados y no permitiremos más abusos”, advierte la educadora.

Entre lo que la vecina considera inadmisible, está el supuesto de que existe el rumor de que el velador de la colonia es cómplice de los hampones, “no nos consta, pero aunque el señor ya es grande, hay quienes le han visto en sospechoso merodeo justo en las casas que han sido atracadas”, señala al tiempo que indica que de ser comprobada la sospecha, será denunciado ante las autoridades.

Mireya Carvajal dice que en Lomas del Valle no hay un comité vecinal conformado ni alguno constituido con autoridades, pero asegura que por lo menos los vecinos de las dos calles con que colinda su domicilio mantienen reuniones periódicas para definir estrategias de autodefensa, “procuramos seguir los ejemplos que nos han puesto en otras colonias, los vecinos ya nos conocemos más, nos avisamos de cualquier movimiento extraño, nos protegemos”, concluye.

A juicio de Mireya Carvajal, la estrategia de las autoridades debería considerar aterrizar programas de prevención en la base de las colonias populares, aunado a eliminar los laberintos burocráticos que muchas veces impiden que los ciudadanos acudan a presentar una denuncia para evitarse el viacrucis del interrogatorio, para que a los pocos días, los delincuentes sean dejados en libertad.

Según el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad, en Michoacán, el 71 por ciento de las personas mayores de 18 años tiene percepción de inseguridad, lo que coloca a la entidad en el sexto sitio a nivel nacional en percepción de inseguridad entre los ciudadanos.

De acuerdo a esta misma fuente, en Michoacán se denuncian únicamente el 19.3 por ciento de los delitos cometidos y el porcentaje de delitos cometidos que no tiene averiguación previa, o cifra negra, asciende al 84.2 por ciento.

274 comités de seguridad vecinal en la ciudad

Con una misión antes preventiva que coercitiva, la misión de la Dirección de Participación Ciudadana busca orientar a los ciudadanos de las diferentes colonias, sobre las formas de autoprotección que pueden generarse ellos mismos, explicó el titular de esta dependencia, Felipe Campo Vargas.

Con 274 comités establecidos en la capital michoacana, Campo Vargas cuestionó la exigencia que consideró equivocada de que los ciudadanos únicamente pidan la presencia de policías y más policías, sin darse el tiempo de participar en las reuniones vecinales que permiten el conocimiento entre vecinos y que abre rutas para la autodefensa.

“Ningún gobierno, por poderoso que sea, tendrá los recursos para disponer un policía por cada calle o por cada persona, las personas deben comprender que con la organización vecinal podrían evitarse incluso aquellos delitos más comunes y que parecerían difíciles de combatir”, expuso el servidor público.

Sin ser preciso, apuntó que en Morelia las zonas detectadas como más conflictivas se ubican en el norte, nor-poniente y sur, “aunque nadie está exento de problemas”.

Explicó que son tres elementos los que se conjugan para que se cometa un delito: “Un delincuente, una posible víctima y una situación de riesgo”, aseguró que con uno de los elementos que falte, el hecho no se consumará, por lo que estas situaciones de riesgo, son las que, según dijo, los propios vecinos pueden evitar, con acciones sencillas que van desde limpiar lotes baldío, solicitar formalmente luminarias que ya no funcionen, elaborar directorios vecinales, conocerse entre ellos mismos, y sobre todo, encaminar a los jóvenes hacia la convivencia sana, dijo.

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