Un extraño atentado ocurrió la semana pasada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Varias personas ingresaron sin violentar puertas, se instalaron durante horas, seleccionaron una enorme cantidad de papeles y algunas computadoras (incluida la que registra las imágenes que toman las cámaras de seguridad), incendiaron un par de oficinas y, antes de salir, ataron al sereno. “No te va a pasar nada, es sólo una advertencia, la próxima va a ser peor”, anticiparon. El hecho ocurrió durante la madrugada del jueves pasado pero las autoridades de la facultad, según informaron ayer mediante un comunicado, tomaron conciencia de sus “alcances y consecuencias” el martes, 1º de febrero, cuando se reanudaron las actividades académicas y administrativas. La investigación está en manos del juez federal Norberto Oyarbide.
“Un grupo comando integrado por no menos de seis personas ingresó al edificio de Paraguay 2155 en la noche del miércoles 26 de enero, aprovechando el receso estival y las sombras nocturnas”, informó ayer la facultad. Según el comunicado oficial, que firman el decano Alfredo Buzzi y el vicedecano Marcelo Torino, “los delincuentes permanecieron varias horas en el ámbito afectado, que fue la Dirección General de Posgrado y la Secretaría de Educación Médica, de donde sustrajeron computadoras, impresoras, fotocopiadoras y abundante documentación”. Fuentes cercanas a la investigación minimizaron ante Página/12 el robo de bienes materiales, subrayaron que el objetivo principal fueron “expedientes y legajos”, sugirieron que los ladrones “eran personas con acceso a las oficinas porque no tuvieron que violentar las puertas” y que obviamente “estuvieron o están vinculados con la facultad”.
Los visitantes “destruyeron otros papeles, rociaron con combustible (kerosene) muebles, papeles y demás bienes, provocaron un incendio y huyeron”, agrega el comunicado. “En otras dependencias (Admisión, Alumnos, Mesa de Entradas y Archivo) sustrajeron gran cantidad de documentos de variada significación”, apuntaron, y no descartaron que parte de los papeles que faltan, y que ayer se estaban inventariando, hayan sido sustraídos en los días previos al operativo nocturno.
“Al salir de la facultad, uno de los integrantes del grupo comando sorprendió al sereno que cumplía funciones en la madrugada del jueves 27, amenazándolo con un arma de fuego, atándole las manos y dejándole un mensaje mafioso”, prosigue el comunicado, que también suscriben el secretario general Roberto Pittaluga y el de Asuntos Académicos, Guillermo Roccatagliata. “Para llevarse la enorme cantidad de documentos, papeles y equipos, estimamos que el grupo comando debió haber utilizado al menos un vehículo de transporte de cargas”, concluyeron. Las autoridades de la facultad se comprometieron a incrementar las medidas de seguridad, y a promover, respaldar y profundizar “cuanta investigación judicial y administrativa haya comenzado o sea iniciada” en el futuro.
Fuentes del rectorado consultadas por Página/12 informaron que la seguridad del imponente edificio frente a Plaza Houssay no está a cargo de una empresa privada sino de agentes de la Policía Federal, que a priori prestan servicios sólo durante el día, sin uniformes y sin armas. El sereno, que según el comunicado se anotició del hecho cuando los desconocidos se retiraban del edificio, pertenece al personal no docente de la UBA. Medicina, con 28.000 alumnos, es una de las tres facultades más grandes de la UBA. Desde octubre del año pasado la conducción del Centro de Estudiantes está en manos de una coalición de izquierda formada por el Partido Obrero, La Corriente (PCR), el MST y la Agrupación 29 de Mayo. Durante los últimos nueve años la hegemonía había estado en manos de QRS, una escisión de Franja Morada.
FUENTE: www.pagina12.com.ar