La investigación por el millonario golpe al tesoro regional del Banco Credicoop de Santa Fe 1056 ocurrido anteayer se centra por ahora en intentar identificar los rostros de los cuatro asaltantes, cuyas caras fueron tomadas por las cámaras de seguridad ubicadas en el interior de la sucursal, ya que “no hay otras pistas firmes, solamente especulaciones y datos al azar”, indicaron fuentes del caso. Aunque hay una pista que se investiga dentro de la propia fuerza policial: la alarma fue activada por el uniformado que estaba en el interior del banco, pero la misma no sonó en Jefatura, por lo que se intenta determinar si fue por un desperfecto técnico o si “estaba arreglada”. El agente, además de activar la alarma, llamó con su teléfono celular al 911: fue por eso que el primer policía llegó tres minutos después del llamado, cuando los asaltantes ya se habían ido con 2,7 millones de pesos.
Un vocero de la pesquisa describió la secuencia que puede observarse en la filmación de las cámaras de seguridad dispuestas en el interior del banco, las que reflejan que el golpe no llevó más de un minuto y medio: “Aparece un hombre vestido como policía, con ropa de fajina y de unos 30 años, que tiene en la cintura un arma que parece una nueve milímetros y que opera en un cajero ubicado a la izquierda del ingreso, y a los quince segundos aparecen otros dos, que operan en simultáneo en los cajeros de la derecha. Uno de unos treinta y pico de años y el restante de unos 42 años, ambos vestidos de sport sin nada llamativo en la ropa”.
Según esta versión, pasaron pocos segundos hasta que llegó la moza del bar con café en la bandeja. “Los dos que habían entrado último pelan los fierros a la vez y el policía se ubica en la puerta, de campana y como si fuera el custodio, sin sacar el arma. El más grandote se le pone a la chica detrás y cuando el vigilador abre la puerta de ingreso a la sucursal y la muchacha entra, uno de estos dos se le mete. El que venía atrás se encarga de reducir al empleado de seguridad, que no porta arma, y se lo llevan con ellos cruzando el hall hasta la antesala del tesoro”, añadió esta fuente de la investigación.
Lo que llamó la atención a los detectives es el calibre de las armas de los dos primeros ladrones que ingresaron al banco –el vestido como policía se quedó en la zona de los cajeros con la moza y otro cliente–: “Los dos usaban pistolas pequeñas, una parece ser una 6.35 y la otra una 7.65, no habituales en estos golpes porque tienen poco poder de fuego, aunque hacen mucho daño a poca distancia”.
Una vez que cada uno de los tres asaltantes cumplió con su rol, en la filmación se ve el ingreso de un cuarto integrante de la banda, que con las manos libres se movió hasta la antesala del tesoro. “Ahí los dos que estaban armados se pusieron las armas en la cintura, después de abrir una primera puerta y de voltear de una patada otra de madera, y ayudaron al otro a cargar las ocho sacas que estaban sobre una mesa. Entonces los tres caminaron hacia la salida, subieron al Volkswagen Bora que estaba estacionado justo en la puerta con un chofer –el que hacía de campana vestido de policía fue el último en subir– y se fueron por Santa Fe”, cerró la secuencia este portavoz de la Policía.
“No ataron a nadie, no golpearon a nadie. El policía que estaba en la garita actuó como debía: no abandonó su puesto. Incluso, en un momento, los ladrones quedan regalados, con las armas en la cintura, pero hizo lo que marca el reglamento. El policía activó la alarma, que en ningún momento sonó en la central de la Jefatura, por lo que se investiga si hubo un desperfecto técnico o alguien trabajó para que no se activara. Todo muy profesional, limpito, cronometrado, con una muy buena inteligencia y además con datos precisos de alguien que entregó el trabajo”, añadió esta fuente.
“Si la alarma se activa, automáticamente alguno de los tantos policías que estaba a esa hora en la zona de bancos o en la peatonal iba para allá, pero como no sonó, recién fueron cuando entró la llamada al 911; ese tiempo perdido fue valioso: en realidad es clave”, remarcó el vocero.
Ahora la Policía investiga los rostros obtenidos tras un trabajo informático sobre las filmaciones. “Quedaron bastante reconocibles, pese a que la cinta es de poca calidad”, sostuvo. Anteayer el policía que estaba en la garita ubicada en el interior de la sucursal sí vio sus rostros, pero no los reconoció tras revisar varios álbumes con fotos, indicaron fuentes del caso.
No hay testigos, ya que los empleados del banco no vieron nada porque estaban, algunos, comiendo en el primer piso y otros realizando el arqueo de caja y tampoco nadie en la vía pública recordó sus caras, abundaron las fuentes.
Sobre el auto, sólo hay un par de letras de la patente para trabajar, pero probablemente el Bora –que hasta anoche no había aparecido– haya tenido una chapa que no correspondía a ese auto.
Los pesquisas presumen que el vehículo debe estar en alguna cochera o “aguantado”, ya que se especula que los asaltantes salieron de la ciudad en otro rodado. “Esto no quiere decir que sean de afuera, aunque es una de las hipótesis más firmes”, remarcó un vocero policial, quien además sostuvo que “hay una pata local, que se hizo cargo de la logística”. Entre otras cosas, la conexión local se habría hecho cargo de guardar el rodado en el que se fueron los asaltantes y casi seguro en aportar a quien iba al mando del auto, “ya que no es fácil salir del centro de Rosario, rápido pero sin despertar sospechas, a esa hora”, remarcó la fuente.
En cuanto a la forma de operar, para los pesquisas está claro que se trata de profesionales, por la rapidez y tranquilidad con las que actuaron. “Está claro que hubo un trabajo de inteligencia previa ya que sabían los movimientos del banco y también que estaban a punto de ir a buscar las sacas con el dinero”, explicó un vocero consultado.
“Para nosotros no es una casualidad”, dijo anoche una alta fuente de la Policía provincial, en referencia a que hace pocos días asumió el ex jefe de la Tropa de Operaciones Especiales, Cristian Sola, al mando de la Jefatura de la Unidad Regional II.
Horas después del asalto se comenzó a especular que los autores del atraco estarían relacionados con quienes, el 23 de noviembre pasado, intentaron robar 20 millones de pesos que transportaba un blindado hacia la ciudad de San Nicolás, donde fueron asesinados dos policías, y el asalto al custodio del frigorífico FinLar, propiedad de Oscar Popy Larrauri, asesinado dos días después cuando llevaba una importante suma de dinero desde la planta ubicada en Andino hasta las oficinas comerciales que la empresa posee en Granadero Baigorria.
FUENTE: www.notiexpress.com.ar