Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. motivaron la expansión de la red nacional de vigilancia. Una cobertura sin precedentes hoy cobija cada esquina y lugar público -y en ocasiones privado- de las ciudades estadounidenses. La lluvia de cámaras de seguridad se volvió parte del paisaje de los norteamericanos, quienes, a costa de su propio bienestar, ahora sienten vulnerado su derecho a la privacidad.

Desde filas de cámaras en las calles hasta registrar a las personas en los aeropuertos, muchos dicen que las libertades civiles y la privacidad están siendo dejadas de lado.

De todas las ciudades de EE.UU. que cuentan con circuitos de seguridad, la más vigilada de todas es Chicago.

Con un número récord de cámaras de vigilancia, estimado en hasta 10.000, se dice que la red tiene un costo de US $60 millones.

Su tecnología es de avanzada y va desde cámaras antiguas de luz azul hasta cámaras con capacidades técnicas y artísticas.

Esta red se denomina "Operación Escudo Virtual", y funciona con miles de cámaras de seguridad, públicas y privadas, unidas entre sí, creando una cápsula de vigilancia detallada en cada rincón de la ciudad.

Las autoridades dicen que vale la pena el precio, pero no hay privacidad. El registro es de más de mil doscientas cámaras de seguridad por toda la ciudad, y son lo suficientemente potentes como para hacer un 'zoom' (acercamiento) en un texto de un libro, o incluso, en un mensaje de texto de celular (SMS).

Esto ha dejado a muchos preguntándose si los medios diseñados al luchar contra los terrores externos podrían terminar aterrorizando a la gente en casa.

Atrapados en el ojo de la cámara, los estadounidenses están empezando a cuestionar su verdadero objetivo y a preguntarse cómo preservar lo poco que les queda de privacidad.

 

FUENTE: www.google.com