Son las que el Gobierno porteño tiene en calles, plazas y parques. Con las imágenes han detectado robos, casos de punguismo y venta de drogas. Así, aportan evidencias para cinco causas por día.
omo varias ciudades del mundo, Buenos Aires se está convirtiendo en un lugar vigilado . Sin el traspaso de la Policía Federal, y con las limitaciones presupuestarias y de tiempo para ampliar más rápidamente la Metropolitana, el Gobierno porteño está apostando fuerte a la tecnología . En las calles porteñas ya funcionan 750 cámaras de seguridad, para fin de mes serán 1.000 y a fin de año el doble. Mientras muchos cuestionan que las cámaras violan el derecho a la intimidad, el Gobierno asegura que gracias a la tecnología logró aportar imágenes como pruebas en más de 2.000 causas judiciales por delitos .
Es que las cámaras, literalmente, ven todo. Los delitos más vistos van desde un robo a un auto hasta un punguista metiendo la mano en un bolsillo ajeno, pasando por agresiones físicas o venta de drogas. También permiten identificar al culpable de un accidente vial, seguir a un sospechoso a medida que camina por la calle, o ver quién viaja en un auto.
Ya hubo casos concretos. Las cámaras porteñas detectaron punguistas en la peatonal Florida, ladrones en la plaza Retiro y hasta permitieron obtener información para realizar un operativo antidrogas en la villa 31. En el Conurbano, donde también hay cada vez más cámaras, hasta las usan para detectar a quienes sacan la basura fuera de horario.
La decisión de aumentar las cámaras en las calles se tomó al inicio de la gestión de Macri, como respuesta al permanente reclamo de los porteños de más seguridad . La idea es que las cámaras permitan atender también otras emergencias, como incendios o derrumbes. Por eso, el sistema funciona con dos centros. El Centro de Monitoreo está en una de las dependencias la Policía Metropolitana, en Barracas. El segundo es el Centro Unico de Coordinación y Control (CUCC), inaugurado el lunes.
La licitación fue ganada por la empresa Indra, que le cobra a la Ciudad US$ 5.000.000, en 48 cuotas por las cámaras (cuestan hasta US$ 1.000 cada una) y el software. Los equipos pueden captar imágenes hasta 300 metros de distancia, a 360 grados en dirección horizontal y 180 en vertical. Por ley, el Gobierno está obligado a guardar las grabaciones durante 60 días , por si la Justicia las pidiera. De hecho, la Ciudad responde unos cinco escritos judiciales por día.
La ubicación de las cámaras se decide en base a diferentes criterios. Por un lado, las zonas más transitadas, como la peatonal Florida, la esquina de Córdoba y Callao, el área turística de La Boca, Once, Retiro, Constitución, la General Paz o la Avenida de Mayo. También se las instala en los grandes espacios públicos, como los parques Lezama, Thays, Centenario o la Plaza de Mayo. Además las colocaron en algunos lugares que la Ciudad quiere controlar especialmente, como el Distrito Tecnológico de Parque Patricios o los alrededores de la estación Núñez, donde hubo varias violaciones.
Otra prioridad son las Comunas donde ya trabaja la Metropolitana: la 12 (abarca los barrios de Coghlan, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, y Saavedra) y la 15 (Parque Chas, Chacarita, La Paternal, Agronomía, Villa Ortúzar y Villa Crespo). De hecho, el próximo lugar donde se instalarán más cámaras será la Comuna 4 (Barracas, La Boca, Pompeya y Parque Patricios), la próxima donde desembarcará la fuerza policial porteña.
“Al llegar a la gestión había en la Ciudad 57 cámaras . Hoy funcionan 750, llegaremos a 2.000 a fin de año y para el año que viene queremos poner 1.000 más. De todas formas, las cámaras no reemplazan la presencia policial , en algunos lugares puede haber tanto equipos como efectivos”, explicó el ministro porteño de Seguridad y Justicia, Guillermo Montenegro.
Además de los equipos en las calles, se suman las de los patrulleros de la Metropolitana (hay 50 vehículos con cuatro cámaras cada uno) y las 120 de la Dirección de Tránsito. La idea además es vincular las que ya tienen hoy los bancos, los clubes de fútbol y otras instituciones, para unificar la vigilancia en un mismo centro.
Todas las imágenes llegan al Centro de Monitoreo. Allí, 30 operadores en turnos de ocho horas observan cada uno 16 cámaras, que van rotando. Pueden enfocar diferentes ángulos, y acercar o alejar el zoom. Cuando detectan algo, envían la imagen al CUCC.
En el Ministerio informaron que cuando superen las 2.000 cámaras en funcionamiento el concesionario deberá instalar un software de alerta. ¿De qué se trata? Es un programa de computación que permite detectar automáticamente ciertas situaciones que pueda captar la cámara, para que esa imagen se destaque en la pantalla del operador. Por ejemplo, se podría cargar para que detecte a una persona que corra en dirección contraria a la mayoría, o a todos los que tengan mochila, o todos los que hagan un movimiento similar a apuntar con un arma.
Para el Gobierno, la protección de la privacidad está garantizada . Es que el software está programado para que, cuando el zoom se acerca demasiado a una ventana, en la pantalla del operador esa parte de la imagen quede tapada con una mancha negra. Así es imposible ver lo que sucede puertas adentro.
FUENTE: www.clarin.com