Ayer por la mañana el Centro de Monitoreo puso a disposición de la Brigada de Investigaciones y del Ministerio Público Fiscal las imágenes y grabaciones de algunos movimientos sospechosos que podrían servir para identificar a los integrantes de la banda de boqueteros que quiso robar en la joyería ubicada en Pellegrini al 800 el domingo a la madrugada.
La detención a las 4:30 de Néstor Brizuela (31) terminaría abortando el robo que pudo haber sido millonario. El sospechoso fue demorado en la Seccional Primera por algunas horas en averiguación del delito de tentativa de robo ya que fue encontrado intentando abrir una puerta contigua a la joyería, la cual permite ingresar a la misma.
Al ser detenido, Brizuela llevaba un handy de comunicación sin frecuencia policial, además de un barbijo y guantes de lana. El hombre cuenta con antecedentes policiales, ya que hace algunos años fue detenido tras ingresar a robar en una casa de Rada Tilly propiedad de un secretario de la Justicia Federal.
La Policía cree que al ser detenido Brizuela, el resto de la banda decidió abortar el robo, pese a que no habían sido observados por los efectivos en el interior de la joyería donde en esos momentos se encontraban. Luego se especularía con que el sospechoso pretendía abrirles la puerta del pasillo para que su huida fuera más sencilla una vez concretado el robo.
Luego de que la alarma dejó de sonar, los efectivos observaron hacia adentro de la joyería y no vieron nada fuera de lo normal. No tuvieron acceso al interior del local hasta las 11:30, cuando el dueño del negocio ingresó y se percató de que delincuentes habían perforado un boquete en la pared y causado un gran desorden, pero sin llevarse nada. Incluso habían destrozado la alarma, la misma que se había activado antes y que resultó decisivo para la captura del sospechoso.
Sin embargo, a esa hora del domingo Brizuela ya había sido dejado en libertad, más allá de que quedó a disposición de la justicia que seguramente en las próximas horas le formalizará una investigación del delito por el que se lo señala. Para ello la Policía tratará de buscar más pruebas y tratar de dar con el resto de la banda.
COMO ENTRARON
Según la información recabada por Diario Patagónico, previo al intento de robo hubo un minucioso trabajo de inteligencia. Por eso la Policía analiza en estas horas los movimientos registrados en el lugar en los días previos al robo. Una de las hipótesis da cuenta de que los boqueteros ingresaron al sector posterior del edificio donde funciona la joyería por el estacionamiento del supermercado Carrefour.
Los ladrones se hicieron de un fierro de grandes dimensiones de más de tres metros que colocaron desde la planta alta del estacionamiento hasta el patio de la disquería contigua a la joyería. A ese local entraron por la ventana de un depósito trasero ubicado debajo de la escalera que da acceso a la parte superior del edificio.
Una vez adentro de la oficina, con una moladora industrial, que luego fue secuestrada, y una agujereadota, los ladrones realizaron un boquete cuadrado de unos 50 centímetros por lado. El mismo los llevó directamente a la parte posterior de la joyería. Usaban pasamontañas para no ser identificados por las cámaras del comercio y destruyeron la alarma. Luego se dirigieron al sector de las cajas fuertes, pero la detención no prevista de uno de los presuntos integrantes los hizo abortar la operación.
Lo cierto es que sin ser consciente de ello, la Policía abortó el delito. “Hablamos de una banda organizada, con handys, y compuesta por más de dos personas y con un vehículo de apoyo” dijo ayer el comisario Rubén Cifuentes.
Según las fuentes consultadas por este diario, para no irse con las manos vacías los delincuentes habrían robado una computadora de una de las viviendas del edificio en el que funciona la joyería.