Encerrado en una cápsula del tamaño de una cabina telefónica suspendida seis metros (20 pies) sobre un campo de repollos en el sur de Texas, un soldado de la Guardia Nacional pasa una noche de domingo con una pistola sujeta a su cadera, mientras observa un naranjal cercano a través de lentes detectores de calor.
Apostar 1.200 soldados de la Guardia Nacional en la frontera durante un año cuesta 110 millones de dólares.
Esa misma noche, hacia el oeste, un inquietante silbido atraviesa el silencio del amanecer mientras un tren de 1,6 kilómetros (una milla) de largo está detenido en el medio de un puente sobre el río Bravo. En un ritual que se repite cada noche, un agente de Aduanas y Protección de Fronteras le quita el seguro a una puerta, un policía del ferrocarril desliza las pesadas puertas para abrirla, y ambos agitan los haces de sus linternas para inspeccionar debajo, arriba y en medio de la carga de automóviles y productos electrónicos, antes de que pasen a través de una máquina de rayos X en busca de personas o drogas ocultas.
Pasar una carga ferroviaria a través de una maquina de rayos X cuesta 1,75 millones de dólares.
Esa noche, en el sur de Arizona, un vigilante ve algo extraño en un camión con un remolque cargado de carbón y solicita un examen más detallado. Perros entrenados para oler drogas comienzan a ladrar, y el guardia encuentra 3.600 kilogramos (8.000 libras) de marihuana en varios camiones.
El salario anual de un agente de Aduanas y Protección Fronteriza promedia 75.000 dólares. Un perro detector de drogas cuesta 4.500.
FUENTE: www.impre.com