La instalación de cámaras de seguridad, controles en el acceso a la escuela, patrullajes en la zona, pedidos de acompañamiento a los chicos al ingreso y a la salida de la institución y talleres de reflexión con alumnos y sus familias sobre resolución pacífica de conflictos, son algunas de las acciones que pondrán en marcha autoridades de la dirección General de Cultura y Educación bonaerense y que fueran comunicadas ayer a los padres de los alumnos del ex-Normal 3 en una escandalosa reunión que incluyó insultos y expresiones de alto voltaje, tras los episodios de violencia que se registraron la semana pasada, incluida la agresión a una menor de 15 años que terminó con graves cortes de arma blanca en el cuello y la cara. En tanto, la madre de la víctima pidió la renuncia de las autoridades de la institución, dijo sentir miedo a represalias y aseguró que recibe amenazas.

Faltaba poco para que lo chicos del turno mañana salieran de la institución, una vez culminada la jornada escolar, cerca del mediodía de ayer, cuando un grupo de padres de los estudiantes secundarios se acercaron al colegio para entrevistarse con la directora y exigir respuestas - soluciones que resuelvan y prevengan las situaciones de violencia que desde hace tiempo tienen a maltraer a la comunidad educativa. Los padres consideran que “pueden evitarse” los hechos de violencia porque “no son nuevos” y “vienen dándose desde hace mucho tiempo”. Flavia Cocovi, madre de la menor agredida y del chico de 12 años que el miércoles pasado había ingresado al colegio con un arma, abona fuertemente esa idea, dado que, asegura, horas antes de la golpiza que recibió su hija se hizo presente en la institución y solicitó una reunión de padres para “aclarar” los episodios: “Mi hijo no es un delincuente y no vino de mi casa con un arma, sino que lo obligaron a entrarla a la escuela y él le avisó a los profesores. Vine a dar la cara pero no me escucharon, me dijeron que ya iba a pasar, y dos horas después atacaron a mi hija”, indicó.

 

Tras los 20 puntos que recibió la menor (13 en el cuello y 7 en la cara) y cuya identidad se reserva, está fuera de peligro, aunque costará más reponer su estado anímico: “No quiere salir de la casa, no quiere hablar con nadie y tiene miedo. No va a volver a la escuela por lo que tengo que encontrarle otro colegio”, dijo la mamá, quien agregó que habrá que esperar un tiempo para practicarle una cirugía reparadora en el rostro.

ESCÁNDALO. Hartos de los hechos de inseguridad y motivados por la profunda preocupación por la suerte de sus hijos dentro y fuera de la escuela, un grupo de padres exigió a gritos e insultos una respuesta a las autoridades que se hicieron presentes en la institución desde temprano a la mañana, entre ellos, Nelson Herrera (asesor de la Jefatura Región I), Marcelo Di Maggio (Inspector de Secundaria), Fabiana García (Inspectora de Psicología), y Silvia García (Inspectora Jefe Regional).

Las ansias de respuestas visibles y de realización inmediata llevó a los padres a exigir  medidas concretas para evitar el ingreso sin control de “cualquiera, que entra a los baños donde están los menores”, y combatir el flagelo de la droga (aseguraron que los chicos ingresan con pastillas y fuman marihuana dentro de la escuela y que hay vendedores de drogas en la cuadra). Además, preguntaron sobre las herramientas con las que cuentan los profesores, cómo deben actuar. Reclamaron la presencia de los directivos que no participaron de la reunión.

Entre gritos y sollozos, Cocovi culpó a las autoridades por la supuesta inacción al momento en que la hija fue agredida, acusación que fue desmentida por las autoridades, provocando cruces verbales de alto tenor, dado que la menor fue asistida y acompañada hasta el Hospital de Niños por una autoridad.

En tanto, los funcionarios provinciales hicieron malabares para explicar competencias  propias y ajenas, según los cargos que ocupan, solicitaron la colaboración de los padres. Y Herrera detalló: “Vamos a pedirle al Municipio de La Plata la instalación de cámaras de seguridad en la escuela, acordamos con autoridades de la comisaría 9º la presencia de patrullas preventivas –no represoras–, nos contactamos con la dirección de Niñez ya Adolescencia de la Municipalidad y, al interior de la escuela, hablamos con los alumnos, con el Centro de Estudiantes –vuelven a reunirse hoy a las 11– y fijamos la realización de talleres de reflexión con alumnos y familiares”.

PREOCUPACIÓN. “Hace rato que venimos preocupados por la violencia. Hemos presentado un montón de escritos. Pero nunca nadie sabe nada. Esto es tierra de nadie. Tengo 5 hijos que estudian acá y los tengo que venir a buscar. Hay muchos robos. Si van a la clase de gimnasia, cuando vuelven al aula no tienen nada en la mochila”, señaló Marcelo Ismael, padre de tres hijos que asisten al ex Normal 3. Graciela, la esposa, agregó: “Queremos seguridad para los chicos. No queremos que la cosa quede acá. De qué nos sirven los patrulleros afuera; para cuando actúan es tarde”.

En tono más moderado, Eduardo Luque, papá de Tomás, dijo: “Uno de los problemas es que hay un sólo gabinete pedagógico para atender a miles de alumnos. Aquí vienen chicos con problemas, no sirve que los echen. Hay que hacerse cargo y el Estado es el primero que debiera hacerlo”. En la misma sintonía, Daniel Petris, papá de dos alumnas del colegio, señaló: “Estamos muy preocupados porque la escuela no es ajena a lo que pasa afuera, en la ciudad. Los chicos vienen cargados con sus problemas en el barrio, las familias. No obstante, la institución educativa no puede desentenderse y creo que se deberían coordinar políticas con el municipio y el ministerio. No sirve que echen a los agresores porque también son víctimas. Todos tenemos que hacernos cargo de lo que pasa y el Ejecutivo debiera ser el primero”.

FUENTE: www.elargentino.com