«Aquí los ladrones pueden hacer y deshacer como quieran. Entran en un portal y a partir de ese momento pueden acceder a todas las zonas comunes con absoluta facilidad, bajar al garaje y a los trasteros... Si es que no hay cámaras de seguridad y nadie hace nada por evitar estas situaciones». Resignada, la joven Dorleta González relata a EL CORREO cómo se siente horas después de encontrarse su coche con la luna del asiento del copiloto reventada y el interior completamente revuelto.

Esta vecina del bloque número 8 de la calle Helsinki, en el barrio de Salburua, fue una de las afectadas por la 'acción' de los ladrones durante la noche del domingo. Desvalijaron cinco vehículos, que se suman a los trece también 'saqueados' la semana pasada en otro aparcamiento de este distrito de Vitoria, entonces en las calles paseo de Atenas y Avenida de Bruselas. «Pero es que hace tres meses entraron a otros vecinos y siempre nos pasa algo», prosigue Dorleta.

En su caso, le robaron unas gafas de sol, «igual algún cedé y monedas sueltas que había». Pero le sorpendió que no se llevaran el mando a distancia, «prueba de que o ya lo tienen, o que ni siquiera lo necesitan para entrar. Y es que siempre hay puertas abiertas, o del garaje o de algún portal, y los robos y destrozos son habituales».

El aparcamiento subterráneo en el que entraron los 'cacos' da servicio a seis portales: 8, 10 y 12 de la calle Helsinki y 7, 9 y 11 de Paseo de Berlín -hay otro similar para los números 2, 4 y 6 de Helsinki y 1, 3 y 5 de Berlín-. Estos doce bloques suman 168 viviendas de alquiler social de Alokabide, entregadas hace apenas cuatro años, «y que son una fuente continua de problemas. Es una vergüenza porque esto se está convirtiendo en un gueto. Los vecinos están hartos y atemorizados, tienen miedo de dejar el coche en el garaje y prefieren aparcarlo en la calle», denuncia Ioseba Martínez de Guereñu, presidente de la asociación vecinal Burdin Bide.

El hartazgo entre los residentes también se debe a la falta de mantenimiento de los edificios. «Hay una gotera desde hace dos meses, llamamos para que la arreglen pero no nos hacen caso», explica la vecina. También saltan a la vista otros defectos o desperfectos como pintadas en puertas o paredes, extintores en el garaje descargados y sin la revisión en regla -de julio de 2009 en algún caso-, interruptores quemados o buzones rotos. «Sin olvidar la suciedad existente. Hablamos con Alokabide, con el Gobierno vasco, pero no encontramos solución a los problemas», concluye, igual de resignada, Dorleta.

Resistencia a los agentes

Por otro lado, el Casco Viejo de la capital alavesa fue el escenario en la madrugada del pasado sábado de un robo con violencia que se saldó con la detención de tres hombres de 28 años y una mujer de 33, según informa la Policía Municipal. Una llamada alertó a la Guardia Urbana sobre una presunta agresión que tenía lugar en las proximidades del Casco Medieval, donde, al parecer, un hombre estaba siendo asaltado. Los agentes comprobaron que la víctima había sido agredida por otros tres hombres y una mujer que, tras tratar de sujetarle y golpearle, le arrebataron una cadena de oro que llevaba al cuello y habían tratado de quitarle otros efectos, todo ello después de fingir que se peleaban.

Con la descripción facilitada de los presuntos ladrones, los agentes les localizaron en una calle próxima. Al comprobar que uno de ellos portaba la cadena, procedieron a su detención, a la que dos de los varones ofrecieron una importante resistencia física. Durante su traslado e ingreso en dependencias policiales, los detenidos mostraron una actitud muy agresiva, profiriendo insultos a los municipales, uno de los cuales hubo de ser asistido en un centro sanitario.

 

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