Miguel Rodríguez ya tenía un sistema de alarmas y cámaras de seguridad en su residencia en la urbanización Palacio Real en Toa Alta.

No obstante, una serie de escalamientos violentos en varias residencias cercanas a la suya y los reportes sobre la violencia que se vive en el País, lo llevaron a tomar la decisión de sacar una licencia y comprar un arma de fuego.

Ya en su comunidad muchos de los vecinos habían estrechado sus lazos de comunicación para alertar cuando algún ladrón se encontraba en la vecindad, que cuenta con control de acceso. Pero eso no era suficiente. La alerta es sólo una de las estrategias.

No es el único en su área que se siente así. Según afirmó Rodríguez, quien es médico, varios de sus vecinos tomaron decisiones similares para proteger su residencia y sus familias.

“Esto (la criminalidad) está fuera de control y tenemos que buscar formas de protegernos”, dijo Rodríguez mientras visitaba ayer la armería Lawman Gun Shop en Bayamón.

Y como Rodríguez han sido muchas las personas que han acudido a las armerías del País buscando algún artefacto, ya sea un arma de fuego, gas pimienta o una pistola “taser” para de algún modo poder hacerle frente al crimen en caso de que alguna persona atente contra sus vidas.

De acuerdo a Julio Colón, dueño de la armería Lawman, en el último año casi se ha duplicado la cantidad de armas y otros artefactos de seguridad que vende, aumento que relaciona directamente con el alza en la violencia en las calles. “Los ciudadanos no se sienten seguros en Puerto Rico. Yo creo que la Policía ha fallado en velar el bienestar colectivo y las personas están buscando soluciones”, dijo Colón.

Casos como el de la estilista Wanda Torres Torres, quien contestó un ataque de un asaltante a balazos en la avenida Degetau en Caguas son ejemplo de cómo la gente se está armando ante la delincuencia, señaló Colón.

El abogado de la armería, Antonio Peluzzo, afirmó que la gran mayoría de las personas lo que buscan son armas de fuego. Esto a juzgar por las constantes solicitudes de licencia de armas que tramita semanalmente para los clientes de la armería.

“Desde hace un año para acá ha aumentado aquí esto (petición de licencias) como en 50% o 60%... Todos sabemos cómo está la criminalidad en la calle”, dijo Peluzzo.

Y eso que no todos los que llegan a la armería terminan con un arma de fuego. Peluzzo indicó que recientemente una gran cantidad de personas han acudido simplemente buscando información sobre los procesos que tienen que llevar a cabo para obtener un arma de fuego. Otros acuden con la idea de encontrar alguna respuesta a la inseguridad en las calles con un artefacto no letal.

De ahí las alternativas como el gas pimienta, los “stunt guns” y las pistolas taser, señaló, por su parte, Colón. El único problema de las pistolas taser es que pueden ser inefectivas si no se sabe cómo manejarlas, por lo complicado que en ocasiones puede ser su funcionamiento. Los “stunt guns” por su parte, sólo funcionan cuando el agresor está cerca de la persona. Y según Colón, eso siempre se quiere evitar.

Por eso, en parte, la herramienta no letal preferida es el gas pimienta.

“No son tantos los casos que llegan de personas que buscan estos artefactos pero cuando vienen es porque la persona busca algún tipo de artefacto que puedan llevar sus hijos o alguien de su familia, con el que se pueda proteger de un ataque”, dijo Colón.

“Yo creo que ya todo el mundo piensa que aquí se ha perdido el respeto por la vida. No es solo que uno no puede ir a ciertos sitios calientes, sino que ahora se meten hasta en lo más sagrado y seguro que uno tenía que era el hogar... No estamos hablando de estadísticas sino de hechos reales que le pasan a uno o a personas cercanas”, dijo Colón.

FUENTE: www.elnuevodia.com