Desde la propia silla de su oficina, sin asomarse a la ventana, el Secretario de Gobierno sabe que en la mesa de una cafetería, don Carlos, otro muchacho al que apodan El Mico y un soldado toman café y que el segundo de ellos juega con un palillo dental.

Y si supiera leer el movimiento de los labios, Diego Restrepo sabría hasta de qué hablan.

"Pero no se trata de eso, es para garantizar la seguridad", explica el funcionario, que los mira en una pantalla de televisión dividida en cuatro cuadros y que enfoca distintos puntos de la localidad.

La escena ocurre en Concordia, municipio del Suroeste ubicado en una montaña enseguida de Bolombolo. El hecho llama la atención porque es poco común -o único- que en un pueblo fuera del Valle de Aburrá se tenga un sistema de seguridad con vigilancia por cámaras.

Incluso, si Concordia fuera grande, vaya y venga, pero no tiene más de 12 mil habitantes y su casco urbano es tal vez del tamaño de dos barrios de Medellín. Por eso, nadie pensaría que allí, desde la Alcaldía, cada esquina y cada cuadra es vigilada de forma permanente las 24 horas. La inversión la explica Restrepo:

"Nuestro plan de desarrollo está fundamentado en la seguridad. Concordia es cafetero y en los meses de cosecha acá pueden llegar más de 5 mil visitantes entre octubre y diciembre. Se mueven gente y dinero y hay que garantizar seguridad".

El pueblo feliz
Es común que en los pueblos haya defensores de las inversiones que hacen los alcaldes, pero suelen ser muchos los críticos acérrimos de esas obras. En Concordia no pasa eso, por lo menos en el caso de las cámaras, todos están a favor.

Para citar sólo tres ejemplos, Darío Álvarez, Hernando Zapata y Francisco Mesa, elogian la que uno de ellos califica de "inversión maravillosa, ¡ave maría!".

"Esto era muy inseguro, se veía mucho robo y atraco y en cosecha ni se diga, ya uno está tranquilo", comentan todos.

Otra fuente que pidió reserva reveló que el año pasado asesinaron a Sergio Quintero, "una persona muy buena", y las cámaras sirvieron para esclarecer el crimen.

El sistema ha permitido capturar a autores de robos, pero sobre todo es persuasivo, "porque están en casi todas las esquinas, a las entradas de los bancos, las veredas y hasta en las fincas más grandes", comenta Diego.

Con eso, los maleantes mejor ni intentan hacer sus fechorías en esta localidad, que tiene cerca de 6.500 hectáreas sembradas y en la pasada cosecha, 5.700 de ellas produjeron café. Esto hizo que llegaran más de 4.500 personas de otras partes durante cuatro meses.

"Fue la mejor cosecha en 20 años y por eso se diseñó el Plan Cosecha", que incluyó cooperación del Ejército, la Policía y montar una red de apoyo a la seguridad de más de 100 personas, que con radios reportan todo el tiempo cualquier anomalía.

"Es la red más grande del país", dice Diego y acerca la cámara a la placa de un camión que está parqueado en una de las salidas del pueblo.

¿Exótico? Tal vez, pero la verdad necesario. Y la gente así lo valora.

FUENTE: www.elcolombiano.com