El sector crece 10% anual y ahora incluye vigilancia y seguridad electrónica. Algunas empresas se preparan para atender a clientes más exigentes

Luego de adquirir un local de casi 10.000 m2 en Lurín, Iasa Corp, empresa dueña de la marca Do It, decidió hacer una inversión importante para asesorarse y tener un sistema de seguridad que utilice equipos electrónicos y vigilantes. Así como Iasa Corp, cada vez más empresas están demandando un tipo de seguridad que no se limita a colocar a un vigilante en la puerta.

Si bien el sector de la seguridad se divide principalmente en tres grandes grupos – las empresas de vigilancia privada, las proveedoras de tecnología y las que transportan valores–, lo que ahora están buscando los clientes son servicios más integrales y especializados. De acuerdo con Luis Fisher, gerente general de Prosegur, la tendencia es que las empresas busquen “un mix entre la parte electrónica y la vigilancia con personas”.

Al respecto, Javier Calvo, gerente general de J&V Resguardo y responsable del concepto Liderman, indica que si bien el 70% de clientes de empresas invierten en agentes de seguridad y el 30% lo hace de manera mixta (vigilancia y equipos), es la seguridad electrónica la que está creciendo con mayor voracidad que las empresas de vigilantes y esto se debe al avance de construcciones en el país y a un cambio de perspectiva por parte de las empresas frente al tema de la seguridad.

Fisher señaló que los sectores que más invierten en seguridad electrónica son los bancos, las mineras y el sector farmacéutico.

SERVICIO INTEGRAL

Jaime Calvo, gerente de Clave 3, empresa hermana de J&V Resguardo que se concentra en seguridad electrónica y cuyo 70% de ingresos proviene del rubro empresarial, dice que sus clientes grandes los llaman para evaluar proyectos de seguridad más complejos. Clave 3 empezó con la venta de alarmas y se dirigía principalmente a las residencias y hogares, sin embargo ahora dicho segmento representa el 25% de sus ingresos. El resto corresponde a su área de proyectos, que incluye la instalación de circuitos cerrados de televisión y el sistema de detección de incendios.

Dice Jaime Calvo que la tendencia es a la integración de sistemas, es decir, lograr que cuando se active la alarma de incendio, se desconecte el aire acondicionado. “Ya estamos entrando a la era de los edificios verdes, edificaciones con un centro de control que esté a cargo de la seguridad, del ahorro de energía, del control de aguas, entro otros”, añade. Y aunque hay cerca de 450 empresas formales en el país, son pocas las que se están preparando para satisfacer esta demanda.

MAYOR ESPECIALIZACIÓN

Según, Luis Fischer, los clientes también han madurado a la hora de demandar servicios y esto se debe a un cambio en el perfil de los compradores. “Si antes los compradores de seguridad de una empresa eran ex policías o militares, ahora son mucho más técnicos, incluso muchos son ingenieros industriales”, indica.

Por ejemplo, el sector minero demanda mayor control con el medio ambiente y seguridad ocupacional, por eso es necesario que el personal de vigilancia que se destaque a una empresa minera esté preparado para detectar cualquier anomalía en esas áreas.

La banca, uno de los sectores que más invierte en seguridad, también tiene sus propios requerimientos. “Cada banco tiene sus propios estándares, unos no necesitan tantas cámaras y otros quieren cámaras que puedan grabar hasta la denominación del billete que recibe la cajera”, dice Jaime Calvo.

Del mismo modo, en el caso de una empresa pequeña, un sistema de alarmas puede costar entre US$250 y US$800, dependiendo de su estándar.

Javier Calvo dice que la manera en la que las empresas de vigilancia podrán competir será en darle a sus clientes un personal con mayores habilidades y más comprometido. “El reto es que las empresas de seguridad se involucren para ayudar a su cliente”, dice Calvo. Por ejemplo, si la nueva Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo sanciona a las empresas cuando hay un accidente, el vigilante también debe estar alerta para prevenir accidentes.

PERSONAL REQUERIDO

El crecimiento de la seguridad privada, que va a un ritmo del 10% anual, ya está ocasionando una escasez de vigilantes capacitados. Por ejemplo, J&V Resguardo ha decidido dejar de aceptar nuevos contratos hasta noviembre, a pesar de que hay empresas que le tocan la puerta. “Debemos ser cuidadosos con el crecimiento y nos hemos dado un tiempo para hacer más sólida la compañía, queremos estructurarla para atender a más clientes sin perder a los clientes más antiguos”, dice Javier Calvo. La empresa tiene una rotación del personal del 3%, una cifra buena si se compara con el 25% tiene el sector en general. Sin embargo, para Calvo, esto no es suficiente porque hace unos años la rotación de su empresa era de 1,5% apenas.

La reestructuración es para preparar mejor al personal en las tareas que se le encomienden. J&V Resguardo, que tiene una dinámica de lecciones antes de cada relevo y ha desarrollado un software de capacitación llamado Lidernet, ya está desarrollando un centro de instrucción en Lurín. La empresa tiene 7.800 vigilantes en el Perú y Calvo dice que si el sector no invierten en capacitación ahora, tendrá problemas para conseguir buen personal para fin de año.

FUENTE: elcomercio.pe