En una misma sociedad coexisten emblemas sagrados de judíos, católicos y musulmanes. Es el país que más patentes tiene en el mundo, por la cantidad de inventos que logran registrar. Mientras la gran mayoría hace uso de estos avances, hay sectores ortodoxos que parecen detenidos en el tiempo. Un recorrido con fotos y video
Visitar el país como turista tal vez no facilite conocerlo en su totalidad, pero sirve como primera impresión para observar formas y estilos de una sociedad. Infobae.com visitó Jerusalén, Tel Aviv y recorrió una ruta hasta el Mar Muerto, pasando por el Muro de Cisjordania, recolectado información sobre la vida en esas ciudades.
La primera pregunta que uno recibe después de visitar Israel es: "¿Tuviste miedo?", y la respuesta inmediata es: "No, pero se siente el control permanente y mucha veces roza el derecho de la privacidad". Para ingresar a los lugares sagrados - como el Muro de los Lamentos o la Mezquita de la Roca - es necesario pasar detectores de metales y una revisión manual de bolsos personales. La misma situación se vive al ingresar a un shopping en el centro turístico de Jerusalén.
Si bien es cierto que casi no hay policías en las calles y el miedo no tiene que ver con la inseguridad producto de la delincuencia, la ciudad está militarizada, es moneda corriente ver a adolescentes de entre 18 y 21 años cargando fusiles en medio de la calle ya que tanto hombres como mujeres de esa edad ingresan al Ejército en forma obligatoria.
La pérdida del arma puede costar a estos jóvenes hasta 7 años de prisión, es por eso que cuando están de paseo por alguna ciudad que no sea donde viven habitualmente y donde no puedan guardar la misma al menos bajo dos cerraduras, tal cual lo exige la ley, deciden salir con el arma a cuesta, aunque el destino sea un local bailable.
Jerusalén es la ciudad donde residen las autoridades israelíes y Tel Aviv – junto con su modernidad y rascacielos con ventanales de vidrio – es donde se concentra el mundo de los negocios, el epicentro financiero del país. Uno de los mercados más fuertes que allí residen es el de diamantes, que moviliza algo más de 9.000 millones de dólares por año. Las piedras preciosas son traídas de África y Rusia, para ser cortadas y pulidas en Israel y luego exportadas a Japón y los EEUU.
Israel proclamó a Jerusalén capital de Estado en 1950 e instaló en la zona oeste la sede de la residencia presidencial, el Parlamento israelí, la Corte Suprema y el resto de las instituciones administrativas. En 1980, englobó también el sector del este - aún en litigio - pero el Consejo de Seguridad de la ONU lo declaró nulo y aconsejó a los Estados miembro que las embajadas se sitúen en Tel Aviv.
Durante el mandato británico, entre 1917 y 1930 aproximadamente, se estableció por ley que todos los edificios fueran construidos de Meleke - o piedra real - para preservar la característica estética e histórica única de la ciudad, de piedras en color claro que llegan desde el sur de Belén. Esta ley todavía existe y gracias a ella se preservó la singular belleza de la ciudad.
Costo de vida
El salario mínimo en Israel es de 1.200 dólares y el medio supera los 2.500 dólares, el mismo valor que por año una familia debe destinar a la enseñanza universitaria por hijo. Las universidades son privadas con subsidios estatales y además está la opción del collage, que puede costar hasta 3 veces más, pero que tiene la opción de un crédito a pagar en 10 años. Y quienes quieren seguir una carrera luego de haber terminado su paso por el Ejército son becados durante el primer año.
La gran mayoría de los jóvenes estudia en la universidad ya que, por ejemplo, para ser empleado bancario es necesario tener un título de primer nivel, algo así como un terciario. Luego los niveles aumentan conforme a las especialidades.
Las jubilaciones representan el 70% del último salario aportado a la caja de previsión social y el monto es indexado año a año según el costo de vida. Mientras que para el sistema de salud, todos los trabajadores aportan el 4,8% de su salario, sea cual fuere el monto del mismo.
Patentes
Israel es el país que más registros de inventos tiene en el mundo. Dada esta situación, se creó un bono el cual compran los judíos que viven dentro y fuera del país para aportar a esta gran capacidad creativa.
Los mayores logros suelen encontrarse en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde llevan registradas más de 250 patentes que les permiten recaudar por año en concepto de regalías algo más de 60 millones de dólares; y ganaron 7 premios Nobel en los últimos 8 años.
Albert Einstein fue uno de los fundadores de la sede universitaria que heredó su legado y propiedad intelectual, es decir, que son ellos quienes reciben las regalías por el uso del nombre y la imagen del científico. Otra de las patentes por la que más recaudan es eltomate cherry, cuyo consumo mundial anual representa casi 120 millones de dólares.
Pero otro de los lugares donde más se proyectan nuevas ideas es en los kibutz, especies de aldeas comunitarias, donde la propiedad es colectiva, los salarios son igualitarios y las decisiones son tomadas en asambleas. Un rezago de utopía comunitaria en medio de un país capitalista y altamente tecnológico, donde sólo la Ciudad Vieja de Jerusalén de apenas 1 km cuadrado está monitoreada por algo más de 400 cámaras de seguridad.
En un país económicamente estable y en firme crecimiento, la principal preocupación es la violencia social que generan las posturas extremas de los religiosos llevadas muchas veces al extremo con actos terroristas injustificables. Es por eso que una de las últimas medidas a implementarse sería la instalación de cámaras en los patios de las escuelas para analizar desde pequeños las conductas sociales que llevan a este tipo de violencia.
En el Mar Muerto, agua altamente salina donde es posible flotar sin proponérselo y hasta donde se llega para frotarse el barro con restos óleos en la piel y dejarla rejuvenecida, se pueden apreciar en menos de un metro cuadrado hombres y mujeres en minúsculos trajes de baño junto a mujeres musulmanas que apenas pueden disfrutar de la frescura del agua en sus pies; el resto del cuerpo permanece bajo telas negras, sólo sus ojos quedan expuestos a la luz solar.
Por último, entre las tradiciones que coexisten con el avance tecnológico está la celebración del shabat o día de descanso judío. En el barrio más ortodoxo de Jerusalén no dejan siquiera circular vehículos,y las calles permanecen vacías, mientras que en el resto de la ciudad se limita el uso de los aparatos electrónicos. Por ejemplo: los sándwiches no se pueden tostar y el ascensor de un edificio está programado para ir desde planta baja hasta el último piso y de ahí comenzar a bajar parando en todos los pisos evitando tener que tocar el botón correspondiente.
FUENTE: www.infobae.com