Nuevas comprobaciones sobre la incidencia del alcohol en los delitos.

 

Nuevas comprobaciones sobre la incidencia del alcohol en los delitos

Los datos dados a conocer en nuestra edición de ayer, que reflejan la presencia del alcohol en la mayoría de los incidentes que se filman a través del sistema de cámaras de seguridad callejera instalado en nuestra ciudad, ratifican con claridad lo expresado hace muchos años por expertos, en el sentido de considerar a las adicciones -el alcoholismo y las drogas- como puertas de ingreso al delito y a comportamientos antisociales.

Tal como se detalló, entre accidentes, disturbios, robos o peleas en la vía pública, las cámaras de seguridad callejera detectaron en el casco urbano platense y su periferia más de 7 mil episodios en lo que va del año. Y la mayoría de ellos tiene al consumo excesivo de bebidas alcohólicas como principal protagonista.

Cabe señalar que, en nuestra región, los casi 200 ojos electrónicos que vigilan las 24 horas lo que ocurre en la vía pública están distribuidos en la zona del microcentro, en el barrio La Loma, en City Bell, en Villa Elisa, en Gonnet y en los espacios municipales de la Terminal de micros, el Pasaje Dardo Rocha y la República de Los Niños. También se instalaron en este último tiempo en Altos de San Lorenzo, Villa Elvira, San Carlos y Los Hornos, entre otros lugares.

Homicidios, riñas, accidentes de tránsito, desórdenes, son algunos de los múltiples episodios detectados por la videovigilancia, nucleada en el llamado centro de Monitoreo Público Urbano, cuyos operadores, tal como se dijo, lograron detectar que la mayoría de los protagonistas de aquellos hechos se encontraba bajo los efectos de una ingesta excesiva de alcohol.

Datos obtenidos hace ya mucho tiempo demostraron que la adicción de inicio más común entre los platenses es el alcohol. Y también que existe una precocidad en el inicio de consumo. En este sentido, la tolerancia social y familiar al consumo de alcohol en nuestros adolescentes constituye un riesgo muy severo.

Desde ya, no quiere decir que todo joven que bebe alcohol termine en adicto. Pero sí es cierto que el permisivismo que consiente un fácil acceso al alcohol de los jóvenes, cuando se suma a causas familiares, personales y ambientales, facilita la propagación de esta verdadera epidemia que provoca el deterioro de la persona y de su entorno social.

Debe ponerse fin a la tolerancia social y familiar, en la que también caen los responsables de controlar el expendio de alcohol a los menores o su venta y consumo en lugares prohibidos. Para ello deben implementarse políticas preventivas y educativas, no sólo con los jóvenes sino también con las familias y los centros comunitarios.

Debe también tenerse en cuenta que muchas veces las urgencias, sobre todo en épocas críticas como la actual, pueden llevar a posponer los planes preventivos o de atención de este tipo de patologías, lo que constituiría un grave error. Las pérdidas económicas que ocasionan las adicciones son enormes y suelen estar presentes en accidentes y muchas veces en el delito.