"Los ojos no mienten", dice el saber popular. Científicos británicos agregan que tampoco mienten los labios ni la nariz. Sobre esta base desarrollaron un sistema de cámaras que capta expresiones y detecta si alguien dice la verdad o no.

Desde 1921 existe el polígrafo, detector de mentiras que se basa en las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la respuesta galvánica de la piel -actividad eléctrica de las glándulas que producen sudor- generadas ante preguntas que se realizan a una persona sometida a la prueba.

Pero "es sumamente invasivo. Tenés que adherir instrumentos de medida en la persona", dice críticamente Hassan Ugail, director del Centro de Computación Visual de la Universidad de Bradford. "Nuestro sistema no es invasivo. Nosotros solo leemos la cara humana", agrega con simpleza desde Reino Unido.

¿Cómo leen la cara humana? Su sistema consta de dos cámaras. Una es de tipo convencional y tiene la función de filmar expresiones faciales y movimientos oculares. La segunda contiene sensores térmicos de alta definición y registra variaciones de temperatura producidas en el rostro, principalmente alrededor de los ojos.

"Nosotros asumimos que cuando una persona está mintiendo aumenta la actividad cerebral, lo cual, a su vez, se muestra en forma de expresiones faciales involuntarias, así como en cambios en el flujo sanguíneo de la cara. Todo esto es registrado por los sensores térmicos", explica Hassan a El País.

Su equipo, presentado esta semana en el Festival Británico de la Ciencia, y desarrollado en conjunto con la universidad de Aberystwyth y la Agencia de Fronteras de Reino Unido, demandó dos años de estudios para comprender, justamente, cómo las personas revelaban sus emociones de forma inconsciente.

Entre los gestos que más delatan, concluyeron los investigadores, se encuentran apretar o morderse los labios, fruncir la nariz, respirar de forma agitada, parpadear o, algo que es menos controlable, la dilatación de las pupilas. La hinchazón de los vasos sanguíneos alrededor de los ojos también puede indicar que se dijo una mentira.

El máximo objetivo de Hassan es que el equipo pueda ser utilizado en operaciones de inteligencia o al menos en el marco de tareas vinculadas a la seguridad.

"Nuestras cámaras pueden ser escondidas. Eso significa que las podríamos utilizar en operaciones encubiertas", considera entusiasmado. Hasta ahora el equipo ha resultado efectivo en dos tercios de los casos analizados, pero Hassan cree que el nivel de efectividad podría aumentar en situaciones de estrés real.

SIMULACRO. Para probar el nuevo detector de mentiras los investigadores trabajaron con un grupo de 40 voluntarios. En una primera instancia les hicieron preguntas sencillas co-mo ¿qué hiciste el fin de semana?; ¿te gustaría hablar otros idiomas?; si tuvieras la chance de vivir en otro país, ¿dónde vivirías y por qué?.

Estas interrogantes, explica Hassan, no solo buscaban registrar la diferencia entre las reacciones de los voluntarios cuando decían la verdad o mentían, sino adaptar el equipo al cuerpo de cada uno.

"Cada individuo es diferente en términos de las emociones que genera", comenta el técnico. Por eso, "establecimos una base para cada uno y lo que el sistema detectaba dependía del individuo". Ante las primeras preguntas los técnicos solicitaron a los voluntarios que sí o sí dijeran la verdad para así poder medir sus reacciones normales.

Una vez que el sistema fue calibrado al cuerpo de cada voluntario, entonces sí los investigadores les realizaron preguntas "más duras", que el científico no especificó, de modo de poder distinguir si las expresiones y la temperatura de su rostro diferían de lo registrado en la primera fase. Los datos se procesaron con un sistema informático.

En 27 casos el equipo acertó y distinguió si las personas decían la verdad o mentían frente a sus interrogadores.

Ahora, Hassan espera poder desarrollar nuevas pruebas operativas para recolectar más datos y mejorar el sistema. Uno de los proyectos que considera es probarlo en un aeropuerto británico, como complemento del trabajo del personal de migración.

Los técnicos saben, de todos modos, que este tipo de equipos nunca podrá ser 100% preciso. Las reacciones que detecta podrían corresponder al miedo de no ser creído y no tanto al hecho de estar mintiendo. Detecta emoción, no el acto de mentir en sí.

 

FUENTE: www.elpais.com.uy