U. de Antioquia, amenazada por agitadores, narcotráfico e ilegalidadAutoridades están tras la pista de dos estructuras de las Farc y el Eln que envían recursos a contactos en la "U".

Cuando la cámara de vigilancia se enfocó en la pierna maltrecha del patrullero Uriel Rincón Muñetón , el personal de seguridad supo que la situación estaba fuera de control.

Llamaron al Vicerrector General de la Universidad de Antioquia, Martiniano Jaime, y el médico cirujano, con su experticia, supo que la herida era demasiado grave y llamó a una ambulancia. "Me dolió lo del policía, ante todo era un padre de familia", recuerda el directivo, sobre los aciagos hechos del pasado 18 de abril.

Ese día, un grupo de más de 50 encapuchados invadió el Alma Máter, en medio de una marcha de rechazo al Tratado de Libre Comercio con E.U.

El acto fue diferente esta vez, pues las autoridades lo han descrito como una "toma militar", debido a los mecanismos empleados por los agresores: bloquearon de manera simultánea las salidas del claustro, se comunicaban con los radios robados a los celadores, destruyeron un cajero electrónico con un artefacto de mando a distancia y usaron un arsenal no convencional diseñado para causar un daño mayúsculo, como el padecido por el patrullero del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), quien perdió la extremidad inferior derecha.

Ya no eran "simples" bombas molotov o aturdidoras las empleadas por los "capuchos", sino extintores llenos de metralla, creados con la misión de causar daño, dice Martiniano.

"Ahí hay un grado de sofisticación, no solo un papel de aluminio que se llena de pólvora negra y se lanza, es otro tema más complejo", opina el secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño.

¿Quién está detrás de esta sofisticación en el método de aterrorizar? ¿De dónde llegan el conocimiento, recursos y logística para dar un golpe así?

Los patrocinadores
Extraoficialmente, se dice que en la acción hubo visitantes de Cartagena y Cali, convocados en principio para protestar en la Cumbre de Las Américas realizada en la Heroica (14 y 15 de abril), y que después trasladaron su ira a Medellín.

Organismos de Inteligencia de la Fuerza Pública siguen el rastro de dos estructuras guerrilleras que estarían enviando dinero a contactos en la U.deA., a fin de patrocinar escaladas cada vez más perjudiciales.

Una es, según la investigación preliminar, el frente urbano Luis Fernando Giraldo Builes, que depende del Frente de Guerra Central del Eln, liderado por alias "Pablito" y "Carlitos".

La otra estructura es el bloque Iván Ríos de las Farc, comandado por "Isaías Trujillo". Esta facción canaliza los recursos para sus enlaces dentro del recinto a través de los frentes 5, 34 y 36, cuyos líderes con "Manteco", "Pedro Baracutado" y "Ánderson", respectivamente.

A propósito, en la madrugada del pasado 26 de marzo, el Grupo de Operaciones Especiales sorprendió a seis presuntos integrantes del bloque Iván Ríos cuando colgaban dos pancartas con propaganda subversiva en puentes peatonales de Medellín e Itagüí. Los hombres tenían edades entre los 56 y 61 años.

La Fiscalía les imputó los delitos de financiación del terrorismo y administración de recursos con actividades terroristas, mas hoy están libres.

El Vicerrector sabe que históricamente ha habido presencia de las Farc y el Eln en el campus, aunque no conoce los detalles de esa relación.

Jairo Herrán Vargas , expersonero de Medellín (2004-2012), comenta que en ese tiempo su despacho no detectó un clan guerrillero organizado adentro de la U.deA., sino "grupos de izquierda radical", que serían objeto de algún acercamiento con la insurrección.

Un exdetective del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que por dos años hizo labores de Inteligencia contra las Farc en Medellín, asegura en cambio que esa organización "desde hace mucho tiempo viene marcando territorio en la universidad, donde no solo tienen infiltrados, sino militantes".

Un líder estudiantil consultado expresa: "La universidad es una sociedad pequeñita, y como Colombia padece el conflicto, aquí hay guerrilleros, 'paras' y policías".

Sobre los supuestos giros de dinero a contactos en el campus, cree que "eso es una exageración irresponsable si no hay sustento probatorio, los movimientos estudiantiles tenemos comunicación constante y no han llegado propuestas de ese tipo".

Herrán argumenta que el inconveniente para tratar el lío se debe a un error de la Gobernación pasada. "Se equivocaron al mezclar dos fenómenos diferentes: el de protesta estudiantil con el de los actos de violencia, expendio de drogas y comercio informal, de modo que cuando había cualquier protesta entraba la fuerza pública a confrontar". Y continúa: "Es que no son todos los estudiantes, sino una minoría, los que hacen los daños".

Drogas y robos
En la medida en que las acciones violentas se tornan más maquiavélicas en las protestas, también aumenta la preocupación por otros comportamientos en la ciudadela universitaria. El microtráfico, por ejemplo, ya es una cuestión arraigada en la comunidad.

"Los estudiantes han sido tolerantes con el consumo de droga, pero nuestra consigna sigue siendo la autorregulación", aclara el líder.

Para confirmarlo, este periodista visitó el pasado jueves "El Aeropuerto", una zona verde entre el bloque de Artes y la cancha de fútbol.

De las 12:00 m. a las 3:00 p.m. observé 11 jóvenes consumiendo estupefacientes en las graderías del costado occidental del escenario deportivo. Los muchachos fumaron marihuana y esnifaron otro alucinógeno blancuzco, junto a los que leían un libro o consumían el fiambre, sin aparente disgusto.

El fenómeno fue muy cuestionado a raíz de la muerte de dos personas por sobredosis (2008 y 2010). Tras la desmovilización de los paramilitares, algunos con injerencia en la "U", se introdujo al campus la droga más adictiva. "A nosotros no nos liquidaron con plata sino con heroína, y hay que venderla, les digo pa' que sepan", confesó un "paraco" a las directivas a finales de 2007.

Sobre los expendedores, algunos empleados piensan que "hay de todo, el que viene y vende solo, y el que trabaja para bandas de afuera". Incluso han notado que cuando la Policía golpea las plazas de vicio de barrios cercanos, como San Pedro, Lovaina y Sevilla, los jíbaros se refugian con su mercancía en la "U", ingresándola en libros con caletas.

El otro problema lo marcan los atracos protagonizados por "capuchos". Según el Departamento de Vigilancia de la U.deA., en el primer trimestre de 2012 hurtaron 11 bienes de la universidad (10 computadores portátiles y un video beam); en 2009, el avalúo de los robos fue de 35 millones 746 mil 270 pesos, en 2010 de 9 millones 400 mil 869 y el año pasado alcanzó la suma de 13 millones 132 mil 084.

La agresividad de los robos alcanza grados extremos y de las porterías han usurpado 14 portátiles desde 2011. En los videos de vigilancia se ve a los encapuchados intimidar a los guardias con papas-bomba, mientras estos huyen con los computadores; en algunos casos han salvado el pellejo saltando a los buses que pasan por la vía del frente.

Y eso que, según el Vicerrector, la delincuencia disminuyó desde la entrada en vigor de la Tarjeta de Identificación Personal (septiembre de 2010), un carné que facilita el control a la salida e ingreso. En la actualidad hay 99.607 activas.

Impunidad
"Hay que buscar que las instituciones sean efectivas en judicializar y condenar a estos sujetos (...) y eso no ha pasado. Por eso la gente dice 'allá nunca investigan ni capturan a nadie y no se sabe quién está detrás de las capuchas'", declara el secretario de Gobierno.

Hechos como el explosivo que destruyó la pierna del patrullero, las quemas de una moto del Departamento de Vigilancia (26/08/11) y de un estudiante (14/11/11), cometidas por turbas enardecidas, están impunes.

Tampoco han esclarecido los homicidios del estudiante Gustavo Marulanda (07/08/99), el administrador de la cafetería de Derecho Hugo Ángel Jaramillo (06/08/99), el docente Gustavo Loaiza (23/06/06) y el exalumno Jorge Isaza (03/11/09), abaleado en el claustro por dos encapuchados.

También está el caso de un estudiante que en 2010 le arrebató los exámenes a un profesor y lo amenazó delante del estudiantado; la Institución lo sancionó tres meses, él puso una tutela, la ganó y otra vez está en clase.

Una de las operaciones más famosas de las autoridades contra supuestos subversivos se llamó "Álgebra II" (mayo de 2005) y terminó con la captura de 15 alumnos, los cuales fueron liberados luego. Tampoco prosperó el proceso contra cuatro estudiantes que en 2011 destruyeron unas cámaras de seguridad.

El exdetective del DAS acota que "sacar una orden de captura contra un estudiante o profesor es bastante complicado, la información de inteligencia no es una prueba judicial y no todos los fiscales se le miden a esos casos. Una universidad es intocable, eso lo aprovechan los insurgentes".

En contraposición, el vocero estudiantil relata que contra ellos las persecuciones judiciales son constantes, "con pruebas mínimas, para dañar el nombre de los estudiantes".

"Cualquier caso judicial de la universidad entra a engrosar la fila de procesos archivados de la justicia", comenta con desgano Martiniano Jaime , quien ha amado y sufrido la "U" desde los años 70 y aún no ve con certeza una salida.

FUENTE:El Colombiano