Vecinos y organizaciones sociales piden, en el sector aledaño al Cementerio San Vicente, cámaras de seguridad para intentar paliar la venta indiscriminada de drogas a toda hora. Cerca de allí, una mujer vive como prisionera en su propia casa porque osó denunciar que los adictos que iban a comprar a uno de los tantos “quioscos” vecinos le robaban a ella para tener el dinero que les permitiera continuar consumiendo.
La Provincia apura una ley para salir a perseguir el comercio al menudeo de estupefacientes y de esta forma, se supone, liberar a la Justicia Federal para que se ocupe sólo de los “narcos gordos”, los que pocas veces terminan presos.
Los fiscales y jueces provinciales están capacitándose para la persecución del “narcomenudeo”. En el medio, se nacionaliza la desaparición de un pibe de 20 años (Facundo Rivera Alegre), cuyo paradero es un misterio desde hace más de siete meses, en una trama en la que se habla de “narcos” y malos policías.
Antes, tres efectivos terminan presos, con los dedos pintados, con una sospecha por demás grave: cómplices de los traficantes. Marca que los vecinos de los barrios de la ciudad de Córdoba se cansan de nombrar cuando denuncian, temerosos y por lo bajo, quiénes son los que allí sobreviven vendiendo unos gramos de cocaína o “porros” por detrás de la ventana de su casa.
Medio de vida. El problema del narcotráfico está encima de Córdoba, que hace rato dejó de ser sólo un lugar de “tránsito” para llevar la problemática a otra parte.
Desde hace más de una década, el “narcomenudeo” se convirtió en un medio de vida para los desesperados de la ciudad. El narco copó un lugar que el Estado dejó vacante: generó ingresos en sectores postergados.
Claro que al dinero grande lo manejan aquellos que tienen bolsillos holgados. Es ahí donde hay que atacar, a las “cocinas” que proveen a estos hogares famélicos, a los capitalistas que permiten organizar el fenomenal circuito del narcotráfico. Es que cerrando nada más que “quioscos”, poco y nada se estará haciendo para combatir una problemática que se aprovecha de ausencias estructurales.